A Marcelino le encantan las cosas más sencillas:leer, de todo,pasear por Matallana, conversar, aconsejar de aquello que más sabe —materiales de construcción— y dos programas de la tele que curiosamente son dos concursos: Cifras y letras y Lo sabe, no lo sabe, «que me lo paso muy bien con Xuso». Y, sobre todo, echa horas en la huerta y el jardín de su casa. «Hoy he recortado el seto, mira que esfera más perfecta me ha quedado».
Marcelino podría buscar otros lujos después de una vida de trabajo y montar una pujante empresa, Hergadi, pero lo que más le gusta es estar en su pueblo, con su gente, en su mundo...
- ¿Eres de Matallana?
- Sí, te diría más, probablemente sea el vecino más anciano de los nacidos en Matallana. Seguramente me lo preguntas porque el origen de la empresa estaba en mi padre, que vino desde Llama de la Guzpeña y Puente Almuhey, con el auge del tren y la minería, como carpintero;de hecho así les llamaban en la comarca, los carpinteros.
- ¿Como se monta una empresa como Hergadi?
- Otras no lo sé;la nuestra con mucho trabajo, muchísimo, de todos los hermanos. Mi padre murió muy joven, pero nos había dejado un legado impagable, ya sabíamos el oficio...
- Y de carpinteros a materiales de construcción...
- Si abandonar nunca la carpintería. Ya en ella empezamos a vender sacos de cemento y algunos materiales, fuimos creciendo, trabajando, superando contratiempos... Tú que eres de la comarca recordarás aquel famoso incendio de principios de los setenta. Y nos repusimos, trabajando.
Trabajando y asesorando, otro de los secretos de ‘la casa’, tanto que Marcelino al jubilarse quiso poner una oficina «para asesorar de manera gratuita a quienes le fueran a preguntar;lo que ocurre es que el mundo de los materiales de construcción cambia a un ritmo de vértigo... donde antes había 20 tipos de azulejos, por ejemplo, ahora hay dos mil.
- ¿Un secreto, el bueno?
- La seriedad.