Marilina creció detrás de la barra del bar familiar, el histórico restaurante y bar Pozano, en Sotillos de Sabero, justo enfrente de la entrada y salida del pozo Herrera II.
- ¿Celebrarás Santa Bárbara, eres lo más cercano a los mineros y hasta se podría decir que la familia dependía de la mina?
- Por dos vertientes, mi padre, Fidel Martínez, aunque todos le llamaban Pozano, por el bar, fue minero además de hostelero y el resto de la familia también trabajamos en el Pozano.
- Hasta el cierre en 1991.
- Algo más pues también paraban en casa, para comer y cenar, la gran mayoría de los trabajadores del desmonte, que no era lo mismo que en los buenos tiempos de la mina pero en un restaurante tener todos los días a un buen número de trabajadores ya era un seguro para seguir adelante... pero cuando se acabó ya no tenía sentido y nos fuimos a Boñar, donde sigue mi sobrino.
Pero estas última etapa ya nada tenía que ver con la vorágine minera del pozo Herrera IIen plena producción, que les obligaba a mantener siempre abierto. «Trabajábamos a los tres turnos, sobre todo mis padres, pues había que tener abierto a la entrada y a la salida de cada turno».
- ¿Ycuándo dormían?
- Cuando podían, a ratos, entre turno y turno y si se alargaban los que estaban... pues a seguir, que había que atenderlos.
- ¿Había muchas broncas?Los mineros tienen fama...
- Serán otros, los de este valle te aseguro yo que no lo eran. Eran unos clientes muy tranquilos y educados, esa fama de broncos que les han puesto es un tópico nada real, e injusto, al menos los de este valle;de otros yo no puedo decir nada, que no lo sé.
Y recuerda una costumbre de los mineros. «Ala salida del turno le dejaban la bota de vino vacía a mi padre, que la colgaba en una punta para rellenarla y tenerla preparada cuando volvían a entrar. Eran muchos, pero mi padre conocía todas las botas».
- ¿Era como la lampistería... pero de las botas de vino?
-Algo así, en realidad la bota también les daba luz.