Los personajes del tío Ful: Nicanor, 'el vieyu de cunceyu' de San Feliz de las Lavanderas

Después de trabajar desde niño y en los oficios más diversos, ya jubilado es un activo defensor de todo lo leonés y, sobre todo, de La Cepeda, su tierra natal

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
31/08/2024
 Actualizado a 31/08/2024
https://youtu.be/fcmt3rbmaKM

Habrás visto a Nicanor, en primera fila, en madreñas por Ordoño el día de la marcha por este calzado tan nuestro; o con su singular carraca doble artesanal (que él llama cepedana) reivindicando el  tren o atención para la Ruta de la Plata; o presentando de sus libros de memoria y habla cepedana... en cualquier parte aparece el veterano paisano de San Feliz de las Lavanderas que te dará su tarjeta en la que a su nombre de Nicanor Blanco Omaña solamente añade: El vieyu de cunceyu’. Un reconocimento que se ha concedido él porque sabe que lo merece.

- Menudo honor.

- Es lo nuestro y lo nuestro es nuestro, no podemos dejar que nos lo quiten.

Te lo cuenta a la sombra de dos enormes árboles que, explica, «vinieron de La Vasco».

- Sí, en La Vasco y en El Bierzo, pero estos árboles me los dieron en mi época de taxista.

Y cuenta cómo un día le alquilaron el taxi para ir a Reinosa «dos señoras muy enseñoradas» que fueron a una gran finca en la localidad cántabra. «Hablando me di cuenta de que debían ser de la gente de La Vasco, les dije que había trabajado en la empresa y el hombre que cuidaba la finca me regaló dos plantas que se convirtieron en estos árboles que tengo aquí».

- Minero, taxista... ¿tuviste más oficios?

- Muchos. Llevo trabajando desde niño, primero en casa, que yo ordeñé muchas vacas a mano. Después fui de pastor para un hombre de Genicera que era también curandero, Pericón le llamaban; más tarde repartidor, con el burro y el carro, de un almacén de vinos de Matallana de Torío; luego minero en La Vasco primero y en Torre del Bierzo después, que tengo tercer grado de silicosis y, finalmente, taxista, primero en León y después en Madrid, que no era nada fácil, que no había GPS y esas cosas».

Y ahora el vieyu de cunceyu, contador de sus historias, defensor de la Cepeda y todo lo leonés, creador de la idea de la carraca doble reivindicativa y un tipo con muchas ganas de dar guerra.

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