Los personajes del tío Ful: Rubén, 97 años, de Taranilla

Es un pozo de recuerdos, anécdotas e historias, que mantiene frescas en la memoria con fechas y nombres a los 97 años. Celebra su excelente salud y aquel perro que le salvó la vida

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
13/07/2024
 Actualizado a 13/07/2024
https://youtu.be/rKaEhewBt8U?si=LICScR4Hs6AJ69Ki

Rubén accede a contar su larga e intensa vida, de trabajador desde los 8 años, pero quiere contar, para que no se le olvide, "lo del perro", el que le acompañaba aquel día que estaba en el monte con las yeguas. "Era para haberlo grabado. A la hora del sestil, estábamos en el valle y al lado de un juncal tiré la chaqueta y al volver a cogerla salieron todas las avispas, que me taparon, las quitaba ‘a puñaos’ pero no había manera. Entonces el perro me arrastró cinco o seis metros, para sacarme del avispero, y quedé allí tumbado. Pues bajó al pueblo corriendo, tres kilómetros que habría, y fue a la puerta de la iglesia, que estaban en misa, y venga a coger y ladrar alrededor de mi mujer y un hermano fraile, hasta que vinieron. Cuando llegó se me abrazaba como una persona". 

Por eso, remata Rubén, aunque los hijos han vendido el ganado "y a los perros no hay nada que mandarles, no se les toca, déjalo ahí bien cuidados hasta que se mueran de viejos, como se murió el que me salvó la vida, cuidado a más no poder". 

Una vez contado lo del perro, que bien merece la pena, Rubén repasa su vida, de trabajador desde niño. "Me quedé huérfano con 6 años, que murió mi madre, y mi padre iba a la mina, a Antracitas de Velilla, y me quedé con una tía y el abuelo. Y yo iba con el ganado. La primer noche que fui, yo solo, al oscurecer, empezó a ‘berrar’ una carabiella y del miedo que tenía y los lloros, bajó a buscarme el vaquero que estaba en el monte".

Y va desgranando Rubén, con fechas exactas y recuerdos nítidos, su biografía, sus oficios... "Hice de todo. Tuve ganado toda la vida; también fui minero con quince años, desde las cinco y media de la mañana para volver pronto e ir a trillar; hicimos un pozo plano de 30 metros a pico y pala primero y después con un torno de madera; fui tratante de ganado, de los serios; y después ya fui encargado, y al sacar el desmonte tuve un accidente que casi me mato, por salvar a uno que estaba pillado caí yo... me querían dejar en silla de ruedas, pero me entonó Rivas el de Cistierna, para mí es como Dios, me salvó la vida". 

Y sigue contando, recordando, disfrutando de una salud de hierro.

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