Si escuchas a Tania, sin verla, un resumen de su biografía a buen seguro que pensarás en una mujer con toda una vida laboral a sus espaldas, camino tal vez de la jubilación. Pues no. «Es que no he parado desde los 18 años, que ya me puse a trabajar para ganarme unas perrillas como estudiante, de camarera. Después, aquel pub en el que había trabajado se traspasaba o se cerraba y me gustaba mucho el ambiente rockero que había en él y, como ya lo conocía de haber trabajado allí, hablé con una amiga y lo cogimos. Después estudié la carrera, fui cinco años camionera y ahora pues llevó tres de maquinista de Renfe con trenes de mercancías».
Cuando te das la vuelta y encuentras a esta joven de Carrizo de la Ribera descubres a la inquieta Tania, un ciclón tranquilo, que además no lo ha contado todo en su resumen.
- ¿Para qué estudiaste la carrera si parece que no te hayas dedicado a ella?
- Los padres siempre quieren que estudies y a mí me parece bien, porque además era buena estudiante. Hice Turismo en Oviedo y lo que ocurrió es que la realidad no tenía nada que ver con lo que había imaginado, actividad, viajes... era algo muy diferente, oficina, no me gustó».
- Y cómo te gustaba moverte, pues camionera.
- Más o menos. Lo del camión lo había visto siempre en casa, pues mi padre tuvo camión. Empecé haciéndole los trámites burocráticos, después saqué el carnet y, finalmente, me lancé a la ruta, cinco años estuve, sobre todo iba a Cataluña.
- No habría muchas mujeres.
- No, muy pocas, algunos matrimonios y poco más. Sí extrañaba mi presencia, pero muchos ya me conocían de ir con mi padre.
- ¿Y el salto a ferroviaria?
- A ver. Es que tuve otro oficio, taxista, y llevaba a ferroviarios a trabajar a León y me empezaron a decir que me gustaría, si me gustaba moverme... me presenté, aprobé y pedí Cataluña, allí estoy, en Portbou, la frontera con Francia.
Y no le pregunto más porque igual nos descubre más oficios.