Los personajes del tío Ful: Tino, exconductor de la línea Cofiñal-León

Tino, trabajador incansable y un tipo afable, llevó durante décadas el coche de línea de Cofiñal a León, lo que le convirtió en uno de los personajes más conocidos y queridos de la comarca

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
04/11/2023
 Actualizado a 08/02/2024
https://youtu.be/fVhfkMD_Ki4

Pocos personajes más conocidos, y queridos, que los conductores de los coches de línea de aquellas épocas en las que la ‘salida al mundo’ pasaba por su autobús, pues había muy pocos coches particulares. Tino, de Puebla de Lillo, es uno de ellos, hizo durante décadas una línea cargada de historia, la que salía de Cofiñal, la misma que hizo la que fuera la primera mujer con carnet de conducir autobuses de España, Catalina García. 
- Conduciendo no la conocí, pero sí a ella y a su autobús.

 
Los recuerdos de Tino nos llevan a otros tiempos, a otras formas de entender el transporte de viajeros, a otras necesidades. "Yo llevé durante bastante tiempo cobrador en el autobús, unos compañeros extraordinarios, eran muy necesario pues el trasiego de gente era impresionante".
- ¿Cuánta gente podíais llegar a llevar en el autobús?
- Pues meter setenta u ochenta personas era muy habitual.
- ¿Y cómo?
- Pues apretando, para eso eran importantes los cobradores.


Dice Tino que tantos años con el coche de línea le permitió "dejar amigos por todos los pueblos que atravesaba la línea"; de un lado les necesitaban y también eran el conductor y el cobrador quienes les podían hacer muchos ‘recados’ de todo tipo, "desde ir a la farmacia a traer y llevar paquetes... mil cosas".


Este buen paisano de Lillo tiene, siempre lo ha tenido, espíritu de ganadero. "Es lo que hubo en casa toda la vida; yo con cinco o seis años ya iba con el ganado al monte y ahora, ya jubilado de conductor, sigo con ganado, parece que a los nietos les gusta... y yo encantado".


Incansable, como toda la vida. Trabajador desde niño y en lo que fuera. Después de cuidar ganado se fue a Madrid, a la hostelería, voluntario a la mili, para regresar pronto a Lillo, anduvo con un camión hasta que su amigo López le convenció para que trabajara de conductor para sus autobuses, que vendió a Fernández después.


Siempre la amistad por medio, por ello se acuerda de que "tengo que ir a ver a Nardi a Redipollos".
- ¿Hablamos de nieve?
- No, ni hablar, bastante tuve. 

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