La última de Lucía Martínez (IX)

Levanta cabeza

No sé si hay explicación concreta, pero lo que se queda del lado del abandono tira de mi cámara como si fuera un imán. No busca el disparo rápido para mantener la escena plagada de olvidos… antes de eso se deja abrazar por la inquietud. Y miles de preguntas sobrevuelan esos espacios concretos, esas cuentas pendientes y caducas. Camas sin hacer que quedaron cultivando años sin que nadie las colocara, dejando así un puzle que parece completarse dentro de ese mismo pasado encallado en el que se queda. Sombreros mordidos que han perdido de cabeza en un capítulo inconcluso. Pero sobre todo me arrastra la idea de esa quietud sobrevenida. El cuándo, el por qué todo aquello se quedó así, como si fuera el click que inmortaliza una imagen en papel de plata. Quién decidió que todo se congelase, impasible, derrotado, dejándose ir ante la ceguera de todos. Da escalofríos pensar que la escena en 3 D es ya un cuadro sin óleo y que no volverá a palpitar… o sí. Hay objetos que parecen contener la esperanza del renacer, como si fueran un Lázaro que se gritara a sí mismo con convicción un levántate y anda.