La policía estaba en la calle desde primera hora de aquel día 9. Los ‘medios’ dijeron que los manifestantes eran las fuerzas de la oscuridad y el mal. Se golpea a la gente en la Plaza de la Repúbica… y llegan los tanques. Un manifestante subió a una de aquellas amenazas sobre orugas; y golpeó, y gritó «Serbia despierta», y pidió libertad… Primavera.
Un tiempo después, aquel ‘revoltoso’ necesitó tramitar su pasaporte.
Acudió a la comisaría donde hacerlo y el policía encargado levantó la cabeza, lo miró y le dijo: «Yo te conozco». «No sé…», respondía el ciudadano, y el agente añadió: «Yo estaba dentro del tanque». Tramitó el documento.
Vojislav Petrović estaba en esa fotografía en blanco y negro captada por la prensa en aquella jornada histórica para el pueblo de los Balcanes. Él es uno de los jóvenes en pie sobre el camión, con la bandera en alto. Vojislav baja ahora la mirada con humildad, abrumado, cuando Jovica narra aquellos hechos, aquella jornada que no merece olvido.
Hay colores vivos en esta otra foto, tomada en el Monte Cer, desde el que se domina la fértil llanura entre los ríos Sava y Drina. Es un lugar lleno de historia, en el que se alza una capilla que cuida Vojislav con su gente, entregados también al cuidado del gran templo de esa naturaleza plácida, ahora en paz. Hay paisanos, en lugares que se elevan sobre tanta mediocridad, cuyas historias nos permiten seguir soñando, creyendo.ç
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