Muchas son las veces que se ha llevado al cine esta obra feminista y reivindicativa, de la literatura inglesa del siglo XIX, pero para mí, sin duda, esta versión es la mejor. Fukunaga, usa una narración que se proyecta en el tiempo, del futuro al pasado, hacia la infancia de Jane, y de nuevo al futuro. Podemos verla recorriendo esas tierras en pleno invierno, con niebla, mientras de fondo escuchamos la banda sonora compuesta por Dario Marianelli y que cuenta con la colaboración del inestimable violinista Jack Liebeck. Una película de sombras y luces, donde la fotografía de Adriano Goldman, refleja el romanticismo gótico en sus escenas elegantes y detallistas.
La fotografía y el cine (III)
CONTRAPORTADA | Por Belén Sánchez
22/07/2021
Actualizado a
09/09/2021
Hice esta fotografía hace un par de años en Portugal, en una casa deshabitada. Al atardecer, en el verano, entra una luz cálida que te envuelve en una atmósfera mágica y evocadora, que siempre estará en mi memoria. Este lugar, me ha servido de inspiración para muchas de mis fotos, y para imaginar a Jane Eyre, mirando por uno de los ventanales del desangelado y solitario Thornfield Hall, en la fría e inhóspita campiña inglesa. Es allí donde Cary Joji Fukunaga, en el año 2011, sitúa a los protagonistas de su genial adaptación del clásico autobiográfico de Charlotte Brontë, Jane Eyre (1847).
Muchas son las veces que se ha llevado al cine esta obra feminista y reivindicativa, de la literatura inglesa del siglo XIX, pero para mí, sin duda, esta versión es la mejor. Fukunaga, usa una narración que se proyecta en el tiempo, del futuro al pasado, hacia la infancia de Jane, y de nuevo al futuro. Podemos verla recorriendo esas tierras en pleno invierno, con niebla, mientras de fondo escuchamos la banda sonora compuesta por Dario Marianelli y que cuenta con la colaboración del inestimable violinista Jack Liebeck. Una película de sombras y luces, donde la fotografía de Adriano Goldman, refleja el romanticismo gótico en sus escenas elegantes y detallistas.
Muchas son las veces que se ha llevado al cine esta obra feminista y reivindicativa, de la literatura inglesa del siglo XIX, pero para mí, sin duda, esta versión es la mejor. Fukunaga, usa una narración que se proyecta en el tiempo, del futuro al pasado, hacia la infancia de Jane, y de nuevo al futuro. Podemos verla recorriendo esas tierras en pleno invierno, con niebla, mientras de fondo escuchamos la banda sonora compuesta por Dario Marianelli y que cuenta con la colaboración del inestimable violinista Jack Liebeck. Una película de sombras y luces, donde la fotografía de Adriano Goldman, refleja el romanticismo gótico en sus escenas elegantes y detallistas.
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