Pablo Urdangarín se ha convertido en uno de los jugadores más decisivos del Fraikin BM Granollers de balonmano, y una vez más su juego ha sido clave para la victoria del equipo en su último compromiso liguero. El hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín ha liderado este domingo la remontada de su conjunto frente al Ciudad de Logroño, marcando en los últimos compases del partido el tanto definitivo que les daría el triunfo in extremis por 28 a 27.
Como no podía ser de otra manera, y a pesar de que en esta ocasión ni la hermana del Rey Felipe VI ni su exmarido han podido desplazarse a Barcelona para presenciar el partido, Pablo ha contado con el apoyo incondicional en las gradas de su novia Johanna Zott, que acompañada por sus padres se ha convertido una vez más en el talismán del nieto del Rey Juan Carlos, que se ha llevado el título de MVP del encuentro.
Emocionada, ha animado a su pareja hasta la saciedad, sin poder ocultar su orgullo y su asombro -llevándose las manos a la cabeza y el dedo a la sien haciendo el gesto de 'está loco'- cuando el hijo de doña Cristina ha metido el gol de la victoria del Granollers que le consolida en la segunda posición de la Liga Plenitude.
Después de celebrar con euforia el momento, y ser abrazado y jaleado por todos sus compañeros, Pablo ha dedicado unas palabras a su afición, demostrando lo bien que se le da hablar en público: "Bueno, buenas noches a todo el mundo. Gracias por venir. Nada, yo creo que todos tenemos que estar muy orgullosos de lo que ha pasado. Y nada, vamos a luchar hasta el final para poder repetirlo el que viene. Y que sepáis que estamos todos ambiciosos, que tenemos mucha hambre para más. Y que seguiremos ganando. Muchas gracias" ha expresado con una gran sonrisa arrancando los aplausos de la grada. Y a continuación, con la camiseta de MVP puesta, Pablo se ha acercado a Johanna para protagonizar el momento más tierno y romántico de la jornada.
La pareja, que acaba de celebrar su segundo aniversario de noviazgo -empezaron en marzo de 2023- se ha fundido en un emotivo abrazo seguido de varios besos cariñosos en la mejilla, antes de abandonar el Pabellón juntos para celebrar en la intimidad esta victoria tan decisiva.