Gol a la discriminación sexual

En el fútbol la homosexualidad siempre ha estado en fuera de juego. Es más, se ha utilizado en muchos estadios para insultar a ciertos rivales. No hace falta ser un experto estadista para darse cuenta de que en los vestuarios hay futbolistas homosexuales, aunque no hayan decidido dar el paso y salir, en este caso, de las taquillas.

Hace una semana un futbolista australiano reconoció públicamente que era gay, recibiendo el apoyo de personas anónimas y de figuras relevantes de diferentes ámbitos, entre ellos compañeros de profesión. Días después un jugador español que militó en el Real Murcia y que sigue en activo declaró que era bisexual. Eso sí, en este caso ha preferido guardar el anonimato.

Siempre he pensado que algunos jugadores son de ciencia ficción por las virguerías que hacen con el balón, por eso invito a esta columna al último personaje de Marvel, quien tiene un elemento diferenciador respecto a sus compañeros de fatigas. Phastos es el primer superhéroe abiertamente homosexual. Y vaya por Dios, o mejor dicho, vaya por Alá, esta película ha sido censurada en el mismo país que acogerá en 2022 el Mundial de Fútbol. Sí, me refiero a Qatar.

El sistema censor de Qatar quería meter la tijera y borrar el minutaje en el que se hacía evidente la homosexualidad de Phastos. Un hecho que ha recibido la negativa de Marvel y Disney, por lo que la película Eternals no se proyectará en ese país.

Tengo muchas ganas de que llegue la cita mundialista para ver la valentía de los jugadores a la hora de denunciar la falta de libertades en el país anfitrión. Publicar en redes sociales desde el sillón de su casa está muy bien, pero hacerlo desde un país en el que la homosexualidad es ilegal ya es otro cantar. Quiero ver cómo se comportan las federaciones de fútbol y los propios jugadores. Nos rasgamos las vestiduras cuando vemos las barbaries que cometen los talibanes con los homosexuales o con las mujeres, pero miramos para otro lado cuando sucede lo mismo en otros países que tienen el parné por castigo. Es triste, pero el dinero sirve para blanquear a través del mundo del deporte a países que protagonizan actitudes reprochables.

Espero que las protestas vayan más allá de que los capitanes lleven brazaletes con la bandera LGTBIQ+, como hiciera por ejemplo Neuer en la Eurocopa. Puestos a ser valientes, quizás pudieran celebrar los goles con un beso en los labios de algún compañero. ¿Se imaginan? Quizás sea de ilusos pensar en que se atrevieran, pero sin duda, sería el mejor gol que pudiera meter el fútbol a la discriminación sexual.