Hernán Cortés Igea y el imperialismo de Pacotilla

[Opinión] Si algún imperialismo de baja ralea nos amenaza es el de la Junta de Castilla y León, ese invento geopolítico sobrevenido, cuya primera misión es alimentarse a sí mismo

Valentín Carrera
08/02/2021
 Actualizado a 08/02/2021
Cortés y Cuauhtémoc en ‘Prisión de Guatimocín’, obra de Carlos Esquivel y Rivas, 1854. Colección Museo del Prado
Cortés y Cuauhtémoc en ‘Prisión de Guatimocín’, obra de Carlos Esquivel y Rivas, 1854. Colección Museo del Prado
Eloráculo de Delfos ha hablado: lo del Bierzo —nuestra querencia galaica y todo eso— es una ensoñación imperialista. Amén.

Lo ha dicho en sede oficial el homo sapiens que venía a regenerar la corrupta política de Castilla y León y ha acabado siendo (no diré el palanganero, porque no quiero ser maleducado, aunque lo piense), pero sí el adalid, principal sostén y valedor máximo del partido más corrupto de la historia de la democracia, el Partido Popular.
Ese oráculo, campeón de la hipocresía, es don Francisco Igea Arisqueta, que vendió la primogenitura de Ciudadanos a cambio de un plato de lentejas, a saber: ser vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, y consejero de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior.

El parlanchín portavoz ha despachado cierta querencia legítima —muy legítima, oiga— de muchos bercianos con un despreciativo «ensoñación imperialista». La patochada es de tal calibre que he querido contrastarla en varios medios: «Castilla y León ve «afán imperialista» en el BNG por abrir la puerta de Galicia a El Bierzo. El vicepresidente de la Junta arremete contra la propuesta del BNG para que El Bierzo reciba la consideración de provincia y se le abra la puerta a adherirse a Galicia», dice Economía Digital. «Los nacionalistas están ocupados en sus sueños imperialistas», resume LeoNoticias. «Afán imperial típico del nacionalismo», titula Diario de Pontevedra. «Afanes imperiales», recoge La Nueva Crónica.

A su vez, Coalición por El Bierzo ha calificado al oráculo de Valladolid como «Hernán Cortés de pacotilla». ¡Y tan de PACOtilla!

Todas las opiniones son respetables, pero la ignorancia debe ser corregida: este señor no tiene la más elemental noción de qué es el imperialismo; y hay que ser muy osado —pues su ignorancia es muy atrevida— para ver en una pretensión política legítima de muchos bercianos una amenaza imperialista. ¡Al loro los de Pedrafita, sacad los cañones y culebrinas, que el BNG nos invade!

Si algún imperialismo anda por ahí suelto —históricamente y en la actualidad— es el de su nacionalista España España España; y si algún imperialismo de baja ralea nos amenaza es el de la Junta de Castilla y León, ese invento geopolítico sobrevenido, cuya primera misión es alimentarse a sí mismo: un inmenso sumidero de recursos en el vórtice de Valladolid y a su alrededor el desierto de los tártaros.

No sé —y usted menos, señor Igea— si El Bierzo quiere estar con Castilla y León, solo con León; con León, pero siendo provincia; con Valdeorras y mirando al oeste gallego; o si estaría mejor, como proclamo hace años, siendo una república independiente, tan viable como Liechtenstein, San Marino, Mónaco, Andorra o el Vaticano, todos ellos más pequeños que El Bierzo en población y territorio.

No sé lo que piensan los 150 000 bercianos y bercianas —y usted tampoco, señor portavoz imperial—; pero no estaría mal un referéndum a la catalana o a la escocesa; y a lo mejor se tomaban ustedes el asunto con un poco más de respeto. Tan legítimo es pertenecer a la autonosuya de Valladolid —donde fuimos metidos con mentiras y con calzador durante la Transición—, como querer salir del sumidero: no necesitamos su ayuda para arruinarnos.

No me quedaré en la anécdota imperialista con la que el señor Igea se autorretrata: su nuevo partido —ese PP ya condenado por corrupción en varios sumarios y en puertas de nuevos juicios demoledores— no ha sido capaz, en décadas de desgobierno, de hacer la reforma local que su fundador, don Manuel Fraga, les dejó resuelta en dos palabras: Administración única. Porque viven justo de lo contrario: de multiplicarse en el vacío.

La división autonómica del 78 es un disparate: cuestionar que León tenga menos derecho a ser autonomía que Navarra, Santander, Murcia o Logroño, es insultar a los leoneses. Cuestionar que El Bierzo es esencialmente fronterizo, mestizo, gallego, astur, leonés, sileño, es no saber qué es El Bierzo, su geografía, su habla, su historia.
Sin embargo, conociendo muy bien por dentro al carcomido PP gallego, yo no aconsejaría a mis paisanos bercianos salir de la Guatemala de Mañueco/Igea para caer en el Guatepeor de Feijóo. ¡Virgencita de la Encina, que me quede como estaba!

Puestos a hacer oráculos, deberíamos conjugar la palabra autodeterminación, e incluso soberanía; y no me refiero a su «soberanía nacional», que se la pueden quedar en Valladolid de adorno; sino a la verdadera soberanía: energética, industrial, financiera, alimentaria, ecológica.

Ya vamos siendo mayores de edad y no necesitamos tutelas ni tutías, y aquí el único con sueños y resabios imperialistas es usted, señor Igea, el nuevo Hernán Cortes de Pacotilla.
Lo más leído