Pues sí, parece ser que la Luna va a tener Internet antes que muchos pueblos del pedazo de tierra que visto desde ella tiene forma de cabeza humana. Y no, no me refiero a la comarca leonesa de Luna, ojalá fuera eso, hablo de la Luna que tenemos encima de nuestras cabezas. Esta paradoja nos regala una lección contundente, si se quiere, se puede. De lo que se desprende que si en 2020 hay muchas zonas rurales en nuestra provincia y en otras comunidades autónomas sin una conexión digna de Internet, es porque quienes tenían que encargarse de ello han dirigido la mirada a otros lugares. Y no me refiero a las estrellas, sino a unos intereses y objetivos puramente terrenales.
El proyecto de crear una red de Internet en la Luna tiene como objetivo poder fijar allí población de astronautas, lo que no sería posible sin una conexión de calidad. Esto es precisamente lo mismo que se viene reclamando desde aquí abajo, cambiando, eso sí, astronautas por personas con los pies en la tierra. Luego nos extraña que las personas huyan despavoridas de las zonas rurales y que emprender un proyecto personal y empresarial en dichas latitudes sea casi más difícil que pisar la superficie de la esfera que nos vigila cada noche desde las alturas.
Si las mentes supuestamente inteligentes que están sentadas en los sillones de cuero de las torres de control provincial, autonómica y nacional no dan una solución definitiva al abandono digital de muchas zonas, éstas quedarán igual de arrasadas que el paisaje desértico de la Luna. En ocasiones nos vemos obligados a pensar que finalmente es cierta la teoría que defiende que ya están viviendo entre nosotros extraterrestres. Es la única explicación que puede justificar la desidia e incompetencia de los responsables de las autoridades competentes.
La noticia del proyecto encargado a Nokia para implantar Internet en la Luna llega a las pocas semanas de que el senador y alcalde de Almanza, Javier Santiago Vélez, pidiera colaboración ciudadana para llevar a cabo un informe participativo que desmonte las supuestas irregularidades del informe de cobertura de 2019 hecho público por el Ministerio de Transformación Digital. Unos por otros, han dejado muchas casas sin Internet. Esa es una realidad incontestable y contra la que llevan muchos años luchando las personas que por decisión propia o por diversas obligaciones tienen que vivir en el ámbito rural.
Visto lo visto, parece que la única solución para los miles de sufridores contagiados por el virus de la brecha digital sea irse a la Luna para tener acceso a Internet. Lo que por otra parte nos obligaría a rehacer el texto de la canción de ‘Hay un gallego en la luna’, pasando a llamarse ‘Hay un gallego y un leonés en la Luna’. Otra opción es quizás desterrar no a la Luna, sino más lejos aún, a los dirigentes cómplices de dejar morir digitalmente a muchos de nuestros pueblos.
Este futuro desesperanzador no es un invento mío. Precisamente he escuchado esta semana decir a la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, con motivo de la celebración del Encuentro Internacional de Seguridad de la Información (ENISE) impulsado por el INCIBE, que la digitalización es el futuro porque abre enormes oportunidades de desarrollo socioeconómico. De lo que se desprende que aquellas zonas en las que no sea posible la digitalización están abocadas a la despoblación total, dando lugar a un paisaje donde al igual que sucede en la Luna y en algún que otro hemiciclo, será muy complicado encontrar vida inteligente.
Internet rural y lunar
22/10/2020
Actualizado a
22/10/2020
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