Tardaron mucho más de lo esperado en llegar y se han ido en un abrir y cerrar de ojos. Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son ya parte de la historia del deporte, dejando algunos de los momentos que quedarán para siempre en las retinas de los que lo han seguido, en esta ocasión, casi de forma exclusiva por la televisión y cuentan ya los días para el inicio de París 2024, para los que será más corta la espera y es que solo faltan 1083 días para la antorcha olímpica se vuelva a encender en el estadio de Stade de France.
En lo que se refiere a los deportistas leoneses, es el momento de hacer balance y de comenzar a mirar al mismo tiempo hacia el futuro. Por un lado, toca celebrar la continua presencia de deportistas de la tierra en unos Juegos Olímpicos, en este caso tres con Lydia Valentín, Mireya González y Saúl Ordóñez, que se han marchado ya de Japón con una sensación muy similar, celebrando el premio poco valorado por el gran público de simplemente estar en una cita olímpica, a la vez de con la espina clavada de no haber podido pelear por algo más esperando poder sacársela en el futuro.
En el caso de la haltera de Camponaraya, sin duda sus cuartos Juegos Olímpicos no han podido estar más condicionados. Lo que en principio iba a ser competir fuera de su categoría, también fue para Lydia Valentín hacerlo lesionada en la cadera, un cúmulo de situaciones que llevaron a la berciana a estar lejos de su mejor forma, lo que era imprescindible para estar peleando por las medallas, más aún fuera de su peso. Eso sí, una buena noticia dejó Tokio para la campeona olímpica en Londres 2012, el confirmar su intención de seguir al menos hasta Paris 2024. Allí buscará cerrar a lo grande su carrera en el deporte que, eso sí, más plazas para deportistas verá disminuidas sin que se sepan aún las categorías que se disputarán.
En la cita olímpica francesa espera poder repetir también experiencia olímpica el segundo de los bercianos que han disputado estos Juegos de Tokio. Es el caso de Saúl Ordóñez, que no logró su objetivo de estar al menos en las semifinales, lastrado por una carrera de primera ronda muy accidentada.
En su deporte todo se juega en menos de 2 minutos que deben ser perfectos y donde la suerte juega un factor importante ya que Ordóñez demostró tener piernas para estar entre los mejores del mundo. París le llegará al de Salentinos ya con 30 años en lo que podría ser su última gran oportunidad de pelear por todo en una cita olímpica. Por delante quedan 3 años de pelear mucho en una prueba con muchísima competencia, quién sabe si incluso podría dar el salto definitivo al 1.500.
El mal sabor de boca a buen seguro tampoco se le habrá ido aún a Mireya González. La selección española femenina de balonmano no consiguió meterse en los cruces del torneo, siendo de hecho el único equipo nacional clasificado para Tokio que se quedó en la fase de grupos. Y en su caso fue especialmente doloroso, ya que ni mucho menos es que no tuviera nivel para competir, de hecho uno de los partidos que ganó lo hizo a la selección que finalmente se ha proclamado campeona olímpica, Francia. En un grupo muy duro, tal y como demuestra que las dos finalistas pertenecieran a él así como que 3 de 4 semifinalistas también lo hicieran, el equipo español se quedó fuera en la última jornada ante el Comité Olímpico Ruso, muy lastrada por la derrota en el encuentro anterior ante Hungría, desechando por tanto dos oportunidades de clasificarse para esos cuartos de final.
Un jarro de agua fría para un equipo que aún debería de poder pelear hasta París con la misma generación de jugadoras, pero en un equipo en el que Mireya González deberá pelear por un puesto en el que Paula Arcos, a pesar de no ser zurda, ha demostrado ser una alternativa para Carlos Viver. A tener en cuenta que uno de los principales eventos del próximo ciclo olímpico será el Mundial de España, donde se pueden comenzar a tener pistas del equipo que intentará buscar la clasificación para París 2024.
En definitiva, una etapa que se cierra y otra que falta por abrirse con ilusiones renovadas y quizás la motivación especial de tener que sacarse una espinita clavada para unos así como la ilusión de poder llamarse a sí mismo olímpico por primera vez para otros. El deporte leonés ya piensa en los próximos Juegos.
El premio de estar, la espina de no haber peleado por más
Los Juegos Olímpicos de Tokio llegan a su fin con sabor agridulce para los deportistas leoneses, que miran ya hacia París 2024
09/08/2021
Actualizado a
09/08/2021
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