Un diploma que sabe a poco

No pudo ser y El Bierzo no podrá celebrar la medalla olímpica de uno de los suyos, un Paco Cubelos que a pesar de haber nacido en Talavera de la Reina se siente un berciano más, la tierra de su familia paterna.

Se tendrá que conformar él y su compañero Íñigo Peña con un diploma olímpico en la prueba del K2 1.000 en piragüismo que realmente sabe a poco. Y es que tras un ciclo olímpico en el que la pareja se subió al segundo cajón del podio en los dos mundiales que disputó, en esta ocasión solo pudo ser sexta, perjudicada en exceso por la calle exterior, la 8, en la que le tocó disputar la final.

Tras clasificarse con comodidad para la semifinal, lo primero que le tocó a la pareja Peña - Cubelos fue buscar una plaza en la pelea por las medallas, algo que consiguió controlando mucho la situación. Y es que tras ir siempre en el límite de la cuarta plaza que marcaba el corte, la embarcación consiguió finalmente esa plaza con comodidad, reconociendo luego el haber guardado el máximo de energía posible para la disputa de la final.

Mucha sangre fría en una pareja que sabía que estaba ante su gran oportunidad de colgarse una medalla, algo que se quedaría muy cerca en una carrera en la que, como siempre, fueron de menos a más. Porque tras un mal inicio en el que llegaron a ocupar durante muchos metros la última posición, en los últimos 500 metros iniciaron una remontada que, finalmente, solo les valió para ser sextos. Los tres primeros, Australia, Alemania y la República Checa, ya habían tomado la suficiente distancia como para no preocuparse de los que venían por detrás.

Fue la guinda a una mañana en la que España tenía puestas muchas esperanzas y en la que terminó yéndose de vacío en cuanto a medallas a pesar de disputar 3 finales. Las otras dos, solo sirvieron para dar a Carlos Arévalo el quinto puesto y a Saúl Craviotto el octavo además de una sexta plaza a Antía Jacome. Hoy, el K4 tendrá la oportunidad de que el piragüismo español no se vaya con las manos vacías de Tokio.