Se trata una tecnología de última generación de la que disponen muy pocos centros en España, y que Castilla y León lidera por ser la Comunidad Autónoma con mayor número de todo el país, con lo que ello implica para los pacientes: cirugía mínimamente invasiva; mayor precisión; menor sangrado y menos posibilidades de infección, así como menor tiempo de ingreso por la más pronta recuperación de los pacientes.
Aunque no desplazará a la cirugía en abierto, ni a la laparoscópica, sobre todo en algunas especialidades, lo cierto es que la previsión es que esta tecnología se generalice con el tiempo en aquellos campos para los que está indicada, pues en otros las ventajas no son equiparables. En principio, el Da Vinci se usa en uroglogía, ginecología, cirugía general y torácica, en cirugía pediátrica, en algunos casos en neurocirugía y también en otorrinolaringología.
Hasta la fecha, la mayoría de las intervenciones realizadas por los profesionales de Sacyl se concentran en los servicios de urología, con el 62 por ciento de las cirugías, un total de 153, seguidos por ginecología, con 40; cirugía general, con 33, y torácica, con 246. En la evolución por centros, donde influye la fecha en la que se estrenó el sistema, el que acumula mayor cifra de intervenciones es el Río Hortega, con 79 procedimientos, tras el Hospital de León, con 76; el de Salamanca, con 52, y el HUBU, con 39.
Tecnología para operar soldados
Esta tecnología se creó a finales de los años 90 para operar a distancia a soldados de Estados Unidos en la Guerra del Golfo. Implica cambios radicales. Por ejemplo, en cirugía prostática, donde el paciente pasa de estar ingresado una semana a dos días; la cantidad de calmantes que necesita es menor y la recuperación más rápida. La base de su éxito es la capacidad de repetir tareas con precisión y reproductibilidad. Con el robot, el cirujano opera sentado y maneja virtualmente unas pinzas; la visión es en tres dimensiones, con un aumento de hasta diez veces, y los movimientos de las manos del médico se traducen en impulsos que se transmiten a los brazos del robot y llegan a zonas de difícil acceso. Permite movimientos intuitivos, filtrado del temblor, mayor libertad al reproducir los movimientos de la muñeca humana.Para utilizar el robot es necesaria formación teórica y práctica, que pasa por cursos online, visitas a hospitales que usan esta tecnología, así como formación que se realiza en Estrasburgo, donde se opera en cerdos para comprobar si el cirujano cuenta con la destreza para poder intervenir a un paciente. Para dar el salto al Da Vinci, el profesional debe contar con suficiente experiencia en cirugía laparoscópica, el paso previo.