El viajero recorrerá en esta etapa la Ribeira Sacra, uno de los secretos mejor guardados del “Gran Sil”. Integran este territorio el sur de la provincia de Lugo y norte de la provincia de Ourense. Su geografía está marcada por el “Gran Sil” que se abre paso a través de cañones de fuerte verticalidad, dejando en su fluir un paisaje único y una tierra singular elegida desde antiguo como lugar de retiro espiritual. Además, sus singulares condiciones climáticas han favorecido el desarrollo de una importante actividad vitivinícola y bodeguera. Al viajero en este territorio le inspiran palabras de gran hondura que suenan a luz, a bosques, a viñedos, a sinuosidades, a vida. Por eso el viajero quiere recorrer con calma el camino, escuchando la voz del río, el soplo alegre del viento y el discurso histórico que mora en cada de una de las piedras de los monasterios que encontrará en su camino.
Los cortados y roquedos que se desploman imponentes sobre el río Sil poseen también densos bosques de encinas, robles o castaños. La zona acoge un interesante catálogo de aves, especialmente durante la temporada reproductora entre abril y julio. Destaca la presencia de rupícolas como el halcón peregrino, el búho real o los más escasos roquero solitario y águila real. Otras aves rapaces que encuentra en el área son el abejero europeo, el azor, la culebrera europea o la aguililla calzada. Son también habituales otras especies como el avión roquero o la golondrina dáurica o multitud de pequeñas aves forestales como el mosquitero ibérico o el trepador azul. En las áreas de cultivo y matorral, al borde del cañón, es fácil encontrar especies como la alondra totovía o el alcaudón real.
La Ribera Sacra es la cuna del monacato gallego por lo que todavía se puede contemplar en su periplo monasterios, iglesias y capillas, muchas de ellas románicas, salpicando todos los valles, con ejemplos sobresalientes como el monasterio románico de San Pedro de Rocas y los de Santa Cristina y Santo Estevo de Ribas de Sil. Por cierto, hay un gran debate sobre el carácter sacro de este territorio. Hay quien dice que este territorio fue sagrado antes de que llegaran los eremitas y monjes, que su sacralidad tiene que ver con sus bosques, con los robles. La denominación histórica de “Rivoira Sacrata” derivaría de las palabras "riboira/reboira/reboiro", luego rivoira significaría probablemente "Roble" y no "Ribera". James Frazer en su libro “La Rama Dorada: un estudio sobre magia y religión” vincula el roble a la tradición sacra del mundo celta. Quizá esta interpretación refuerce la idea de la sacralidad vinculada al bosque.
El viajero que sigue releyendo “El Arroyo” de Reclus se plantea si la sacralidad de este territorio no tendría que ver más con el rio, con el agua. Decía Reclus que “Nuestros antepasados adoraban las aguas corrientes, y desde el origen de las edades históricas, fueron objeto de un culto verdadero. Vivían en la salida de los hermosos valles si las ofrecían sacrificios, no era sólo porque el agua fertilizaba sus campos y hacía crecer sus árboles y calmaba la sed de ellos y sus ganados, sino también, según decían, porque el agua purifica a los hombres, equilibra las pasiones y calma los deseos desmedidos. El agua era quien les evitaba los odios y furias ella era quien les había salvado de la vida errante fecundando sus campos y alimentando sus cultivos; a ella debían el haber podido fijar la primera piedra del hogar, y luego, la población y la ciudad, ensanchando así el círculo de sus sentimientos y sus ideas”.Después de estas reflexiones sobre la sacralidad de estos parajes el viajero sigue su periplo siguiendo una de las laderas del cañón del río Sil hasta llegar a un bosque formado por miles de castaños. Desde la lejanía contempla que por encima de las copas del castañal aflora el campanario de un monasterio, Santa Cristina de Ribas de Sil. Un bosque antiguo en cuyo centro se encuentra un pretérito monasterio. Un paraje ideal para recrear cualquier fantasía medieval. El viajero imagina que aquí, en este singular bosque muy cerca de Os Peares (lugar donde el Miño y el Sil se encuentran) algún día hubiera habido un gran debate, una controversia”, una discusión de opiniones contrapuestas sobre el nombre que debería de recibir el rio más allá de Os Peares. El viajero recrea la escena de la controversia en la que ilustres monjes llegados de los más remotos monasterios, historiadores, geógrafos e hidrólogos invitados por el abad de Santa Cristina se hubieran puesto a discutir con argumentos cabales sobre qué rio debería ser el principal y cuál el afluente: El Miño o el Sil.El abad comenzaría la controversia quizá diciendo: -Puesto que no existe un criterio único establecido para definir la importancia relativa de dos cauces que se unen en una confluencia han surgido controversias al respecto. Es necesario determinar un criterio múltiple y objetivo para decidir cuál será el rio principal y cuál tributario. Por eso os he convocado.”El abad habría pedido a los sabios convocados que para la solución del problema de la jerarquización de ríos, discutieran sus criterios y cerraran la controversia para siempre. Varios días de discusión les llevó a los sabios determinar estos criterios y hacer las oportunas mediciones y comprobaciones. Los geógrafos discutieron sobre el caudal y longitud de ambos rios. Los resultados fueron muy concluyentes: en ambas magnitudes el Sil duplica al Miño. En caudal el Sil tiene 173 frente 100 m/s del Miño y respecto a la longitud el primero también supera en 66,48 kilómetros de longitud al segundo (237,61 frente a los 171,13 km).
Los hidrólogos describieron el Sil como un universo de 6.482 cauces con una longitud total de 10.667 km. Datos que contrastaban de nuevo con los sólo 2258 cauces del Miño con una longitud 5192 km. Todos los hidrólogos destacaron que los diez ríos más importantes del Sil tenían una longitud de 565 km frente a los 335 km que poseían los diez más importantes del Miño. El más importante afluente del Sil, el Bibey, tiene una longitud de 97,1 km. El más importante del Miño, el Neira, sólo 58,6 km
Para algunos de los sabios, los más acérrimos defensores del Miño, estos criterios todavía eran insuficientes y propusieron tener en cuenta más criterios. Estos criterios fueron tan diversos como el ángulo de Incidencia en la bifurcación en el encuentro entre los dos ríos, el área de la cuenca, el nivel de jerarquización, el perfil longitudinal, la cota de la fuente más alta, la densidad de drenaje, la pendiente media del cauce o la sinuosidad. Pero cuantos más criterios iban evaluando los sabios, más fácil era de resolver la controversia. El Sil claramente debería de ser el nombre que tendría que recibir el rio principal de esta cuenca. Los sabios redactaron un manuscrito con mapas, gráficas, cálculos y discusiones científicas y se lo entregaron al abad.
El abad de Santa Cristina a la vista de los datos convocó a toda la comunidad y solemnemente resolvió la controversia de la siguiente forma. –Vistos los resultados de las consultas realizadas a los mayores sabios de la cristiandad resuelvo que más allá de Os Peares el rio principal será el Sil y dada la importancia de este río ordeno que el rio finalmente se llame “Gran Sil”.
Resuelta la controversia el viajero terminó su ensoñación y siguió recorriendo la Ribera Sacra, uno de los paisajes vitivinícolas más fascinantes del “Gran Sil”. Visitó viñedos colgados de abruptos cañones en las laderas que reciben más luz solar. El cultivo de la vid, que se extiende a lo largo de estos cuasi precipicios, en terrazas, también llamadas socalcos, atrajo poderosamente su atención. El viajero culminó su trayecto en una de las principales bodegas de la denominación de origen. Allí conoció el proceso de producción del vino, orientado fundamentalmente a la variedad mencía, aunque también se usa brancellao, merenzao, sousón y caíño tinto. Para los blancos se emplean las variedades godello, albariño y treixadura. Los profesionales de la bodega le contaron en qué consiste la “viticultura heroica”, un concepto que ya intuyó de camino, al ver cómo los bancales de viñedos parecen precipitarse en pendientes de vértigo. El viajero abandonó la bodega camino de Monforte de Lemos donde descansaría de esta intensa y preciosa jornada. El “Gran Sil” de nuevo le había sorprendido y encantado.
La Controversia de Os Peares
El viajero recorrerá con atención la Ribeira Sacra y asistirá en el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil a una importante controversia
28/08/2017
Actualizado a
19/09/2019
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