El dato más llamativo es que el pasado 14 de junio participó en el examen que cada año hace la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, en sus siglas en inglés) y logró la mejor nota de España en una prueba en la que se presentaron los profesionales que estaban en sus dos últimos años de residencia y que, aunque es voluntaria, en los próximos años podría convertirse en obligatoria para homologar la profesión en toda Europa. Por este exitoso resultado recibirá un homenaje por parte de la Sociedad Española en el Congreso Nacional de Cardiología, que se celebra del 26 al 28 de octubre en Madrid. Y mientras, sigue buscando trabajo.
La historia de Noelia Rojo es la del profesional que recibe las oportunidades que sus conocimientos merecen y del que la sociedad se podría beneficiarenormemente. Y es que esta leonesa se licenció en 2011 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, y después de un año preparando el MIR, accedió a su especialidad, Cardiología, por lo que desarrolló su residencia en el Complejo Asistencial Universitario de León (Caule) desde 2012 hasta 2017 en la unidad dirigida por el doctor Felipe Fernández-Vázquez. «Cardiología es la especialidad con mayor número de orden, puesto que de unos 13.000 tienes que estar al menos entre los mil primeros», explica esta doctora para dar una idea de lo complicado que es acceder a su especialidad.
En su último año de residencia, Noelia Rojo decidió cursar un máster ‘online’ sobre cuidados cardiacos agudos y posoperatorios en el Hospital Clínic de Barcelona, donde realizó cuatro meses de prácticas de mayo a septiembre, justo cuando acabaron los cinco años en el Caule. Es decir, compaginó el trabajo en León con la formación a distancia en una especialidad que le interesa de forma específica a esta doctora leonesa.
No queda aquí la paradoja de esta especialista, puesto que el trabajo de fin de máster, que terminó durante sus prácticas en el Clínic de Barcelona, era la base de un proyecto de investigación que presentó a la Sociedad Española de Cardiología para optar a una beca, que versaría sobre «la inflamación y dilatación cardiaca después del infarto». Pero la organización que ahora le premia por el examen rechazó su propuesta, que le hubiera dado la posibilidad de desarrollar estos estudios durante un año o dos en la unidad coronaria del Hospital y así ahondar en sus conocimientos. «Este reconocimiento está muy bien, pero yo lo que quiero es dedicarme a ello», se lamenta Noelia, que baraja alguna oferta laboral fuera de Castilla y León, como en Asturias o Cantabria, pero que, además de ser por poco tiempo, le impediría seguir trabajando en la especialización en la que ha encaminado su carrera y que ya ha desarrollado durante sus cinco años de residencia, ahora con más énfasis tras el máster.
Explica que uno de los problemas que hay en Castilla y León para que se pueda contratar de forma estable a los cardiólogos es que «aún no se ha resuelto la última oposición», a lo que se añade que «no se han repuesto las bajas en el Hospital de León». Según explica, tres cardiólogos ya no forman parte de la plantilla del Caule, dos porque se han ido a otras provincias por motivos personales y otro más porque se ha jubilado, por lo que las últimas contrataciones fueron anteriores. A ello se añade que sus compañeros de residencia fueron contratados al finalizar los cinco años, es decir, en mayo, cuando Noelia empezó las prácticas del máster en Barcelona, por lo que sigue sin trabajo precisamente por ampliar sus conocimientos y pese a ser la mejor del año. «Lo que más me fastidia es no poder dedicarme a los cuidados críticos», especifica esta doctora que espera revertir la situación y volver a trabajar, por su bien y por el de la sociedad que se beneficiará de sus conocimiento.