En estos días que han puesto de moda que hablen los autobuses parece tiempo de recordar que hace mucho tiempo que las paredes hablan. Cierto que hoy es ilegal, cierto que hay paredes pintadas que solo aportan suciedad... pero. Pero hay paredes que hablan, que aman ¿Qué dicen? En una pared estaba la respuesta, ya borrada, en el barrio de San Mamés: «Las paredes hablan lo que la gente calla».
¿Puede ser ilegal la pintada que hoy nos regala Mauri? No lo creo. Sería ilegal el amor, el romanticismo... Sería ilegal aquella histórica pintada que leímos todos los que bajamos el Puerto de Pajares en tiempos: «Te quiero amorín. Bety, tu Alvarín». Bety era una universitaria que pasó de viaje, Alvarín se enamoró de ella pero como se fue para no volver le declaró su amor en la pared más grande para que si volvía la viera y lo supiera.
Cada vez que iba a trabajar al viejo periódico entraba por una callejuela al Polígono X y en la pared de la casa donde se esconde el secreto de la edad de Paco Umbral estaba escrito: «Las mejores curvas son tu sonrisa». Y muy cerca la misma letra continúa: «Sonríe, yo invito» ¿Puede ser ilegal esta invitación?
Lo que tiene que ser ilegal es tapar con una gran bandera de un partido la frase que nos recibía entrando a la ciudad por la carretera de Asturias, precisamente en El Fielato: «Aún sigo creyendo en los finales felices». Curiosamente ella misma no tuvo un final feliz.
Os dejo con otra pintada, ilegal supongo: «Hazte un favor... y piensa».
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