Hay que destacar la labor de artistas muy consolidados cuyas líneas de trabajo deben ser tenidas en cuenta como unas de las pocas que pueden ser seminales, ya que en ellas confluyen puntos fundamentales de nuestra contemporaneidad como son la tecnología, la sociedad de la información, la ciudad, la percepción o lo visual, entre otros. A este grupo pertenece Olafur Elliasson que expuso en la Tate Gallery de Londres, muestra que se podrá ver en el Guggenheim de Bilbao desde el 14 de febrero. También trabaja en este sentido Rafael Lozano-Hemmer, que desarrolló un proyecto en el que conectó Ciudad Juárez en México con El Paso en Estados Unidos mediante puentes de luz y voz sobre la frontera de modo participativo.
Una exposición interesante fue la del artista David Wojnarowicz (1954-1992) en el Museo Reina Sofía de Madrid, con una obra formalmente heterogénea y llena de recursos alegóricos, producida en el contexto contestatario y de precariedad del East Village de Nueva York en los años ochenta. También en este museo tuvo lugar una de las mejores exposiciones del año, la de Rogelio López Cuenca, una lúcida mirada crítica a nuestra sociedad hecha con elementos de la cultura visual actual.
Una de las propuestas más valoradas ha sido ‘Genealogías del Arte’, en la Fundación March, que ha presentado la historia del arte desplegando una metodología novedosa para explicar el canon moderno materializando el esquema y el diagrama en lo visual de la sala de exposiciones.En nuestra comunidad es reseñable la exposición que el Musac ha dedicado a la carrera del arquitecto José Miguel de Prada Poole que propuso una ciudad perecedera con estructuras neumáticas desde los años setenta. También se pudo ver varios meses, aunque se inauguró el año anterior, una gran retrospectiva del artista alemán Wolf Vostell, que quiso llevar el arte a la vida expandiendo ideas vanguardistas fuera de los espacios expositivos convencionales. Supuso también un acierto la edición que hizo este museo de un libro que recoge veinte años de prácticas rebeldes del arquitecto Santiago Cirugeda y que acompañó una pequeña muestra de sus proyectos.
Del gran trabajo que realiza la Fundación Cerezales dinamizando a través de la cultura el medio rural destacar la exposición ‘Mesuras’, una numerosa colectiva comisariada por Jorge Blasco en la línea más fructífera de esta institución, la de proyectos anteriores como ‘Territorio Archivo’ o ‘Región’. También merece mención que el DA2 de Salamanca acogiera un recorrido retrospectivo de los 25 años de encuentros artísticos en la naturaleza realizados por el colectivo OMA en Herguijuela de la Sierra.
En el contexto local milagrosamente y pese a la ausencia de una mínima política cultural se siguen produciendo exposiciones. JM López inauguró el año con una selección de sus fotografías en el Museo de León sobre la mujer en diferentes conflictos mundiales que ha cubierto como fotoperiodista. Juan Rafael Álvarez y Begoña Pérez Rivera dinamizaron con su pintura los espacios del universitario Albéitar y la galería Ármaga respectivamente. Luis Melón llenó de imaginación la sala de la galería Espacio E con sus recetas artísticas para el hambre de después de la guerra y Susana Cámara Leret consiguió exportar al Centro de Arte Tabacalera de San Sebastián su trabajo artístico sobre el cultivo leonés del lúpulo.