Lo más destacable de los doce meses pasados en el terreno de la cultura de nuestro territorio está, sin duda, en la concesión por parte del Consejo de Ministros de la Medalla de Oro a las Bellas Artes para la Fundación Cerezales Antonino y Cinia de cuya programación anual cabría señalar la exposición ‘Voces que caminan’, un recorrido en el espacio y en el tiempo por producciones culturales en torno al caminar, el sonido y las expresiones orales.
Es positiva la consolidación del espacio municipal de El Palacín como lugar dedicado a la fotografía con buenas exposiciones como las que pudimos ver de Ramón Masats o ‘Tres mujeres en Magnum’, si bien sería deseable, además de traer obra de fotógrafos ya históricos, hacer producciones propias con solidez curatorial que conectasen lo actual con lo global. En el auditorio se han podido ver obras interesantes como la de los hermanos Machado o la magnífica adaptación teatral de ‘La lluvia amarilla’ de Julio Llamazares. En general, las acciones municipales en el terreno de la cultura han mejorado. Hay que indicar además muchas pequeñas iniciativas que han sido significativas estos meses como el proyecto ‘Periferias caminadas’ de Jorge Pascual, que fue premiado por el gobierno vasco y que se presentó en León durante la Feria de Editores Emergentes, cita cultural que se consolidó en su segunda edición con éxito. También es de alabar el trabajo de pequeñas editoriales que crecen como Eolas, que lidera el gremio de editores de Castilla y León a la vez que se relaciona cada vez más con el contexto nacional e internacional; Marciano Sonoro, a la que se le entregó el premio de la Fundación Jesús Pereda; o Menguantes, que volvió a ganar el Premio Nacional al Libro Mejor Editado con su ‘Bestiario del Antropoceno’, sin olvidar a Manual de Ultramarinos y sus acciones autoparódicas y secretas. Así mismo, es reseñable la aparición del libro que recoge la trayectoria de la mítica galería leonesa Tráfico de Arte, a raíz de la gran exposición que le dedicó el MUSAC.Por otro lado, el MUSAC permanece en cierto estado de letargo desde el periodo convulso que vivió después del confinamiento tras el cual —según declaraciones de su anterior director, Manuel Olveira— no recuperó nunca su financiación. La Consejería de Cultura quiso renovar la dirección convocando un concurso al finalizar el contrato de Olveira, pero la resolución se demoró incomprensiblemente más de medio año y, tras el adelanto de las elecciones en la comunidad autónoma, los que, desde la Consejería y la Fundación Siglo de Valladolid, habían convertido el cambio y dinamización del museo más bien en una paralización, desaparecieron de sus cargos sin que se sepa ahora mismo que futuro concreto le espera al museo.
2022 ha sido un año malo para los creadores de Castilla y León, han desaparecido las ayudas a producción de proyectos artísticos del Laboratorio 987 del MUSAC, las becas de la Fundación Villalar y las del Instituto Leonés de Cultura, mientras los programas de Arte Joven de la comunidad tienen menos presupuesto que los de hace cuatro décadas.
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