A veces lo más sencillo golpea con más fuerza los sentimientos, las conciencias. Es lo que ocurre, por ejemplo, si subes a la segunda planta del edificio de la Fundación Sierra Pambley en Villablino que acoge la exposición ‘Esclavos del carbón’, montada por el Club Xeitu y que acompaña, o viceversa, al libro del mismo título.
Accedes a una amplia sala, de blancas paredes, en la que se suceden alrededor de 50 retratos, con un nombre, una localidad natal y los años que trabajaron ‘de esclavos’ en la MSP. Un altavoz va diciendo sus nombres. Sin más aditamentos.
- Eduardo Blanco Morán. San Miguel de Laciana (León). 1915. DP Orallo. Octubre 1941-julio 1944.
- Colomán Benéitez Rodríguez. La Cueta (León). 1919. DP Orallo. Noviembre 1941-enero 1942.
- Manuel de la Fuente Alonso. Gradefes. León. 1887. Peón. DPVillaseca de Laciana y DP Orallo- Diciembre 1942-abril 1944.
- Onofre García Camblor. San Martín del Rey Aurelio. Asturias. 1902. Vecino de La Cerezal. Asturias. DP Orallo. Septiembre 1941-Diciembre 1943.
- Juan Antonio Jiménez Jiménez. Puente Genil. Córdoba. 1905. Barrenero. DP Villaseca de Laciana y DPOrallo. Enero 1943-julio 1944.
Yasí, en sencillo bucle que te golpea la mente, los nombres, trabajos y años que estuvieron en los dos destacamentos penales que hubo en Laciana, de los cuatro que están documentados que hubo en la provincia de León y ha sido en buena parte ‘recuperada’ su memoria por el Club Xeitu de Villablino para el libro (ya a la venta) y la exposición (visitable en la actualidad en la Fundación Sierra Pambley de Villablino).
Tres de los miembros del Club Xeitu que han trabajado directamente en la recuperación de estas imágenes y biografías —Víctor del Reguero, Javier Molina y Ángel Gancedo-reconocen que se trata de «una asignatura pendiente para nosotros (Xeitu) y los lacianiegos, pues es una parte de nuestra historia muy olvidada. Se había hablado de ella pero de una manera vaga ante la escasa documentación existente, pero hemos ido reconstruyendo el puzle y ha sido posible montar la exposición y el libro sobre los dos destacamentos penales que hubo en Laciana de los cuatro que funcionaron en León. Recuperamos los datos, con sus edificios y el sistema de redención de penas que se les aplicaba a aquellas 245 personas, mineros de distintas categorías que eran realmente esclavos, de ahí el título, aunque la documentación del franquismo habla de un régimen de semilibertad».
Una semilibertad que los investigadores no han visto como tal pues, explican, su régimen de vida no tenía nada de libertad: «Mineros republicanos convertidos en presos, prisioneros de guerra o presos políticos por ‘delitos’ como haber pertenecido a un sindicato o haberse pasado a Asturias, en el caso de los lacianiegos. Vivían en los barracones de los dos destacamentos penales de Orallo y Villaseca de Laciana (colonias Penitenciarias, les llamaban) y conducidos a trabajar escoltados por las llamadas fuerzas del orden del régimen».
Una prueba de la dureza de este régimen de ‘semilibertad’ es la espectacular fotografía utilizada en el cartel de la muestra en el que se ve a los mineros siendo conducidos al trabajo y los familiares acudían a una empalizada pera verlos pasar y saber de ellos».
- ¿De dónde eran estos presos?
- Había varios gallegos, algún catalán, muchos asturianos y, por supuesto, de León;no solo de Laciana o Babia, también de Valdeón, Gradefes, Quintana de Rueda, Santa Lucía de Gordón, Laguna Dalga, Los Bayos, Valencia de Don Juan, Castrillo del Monte, Cacabelos... hasta 150 hemos recuperado sus fotos, algunas de escasa calidad, y de 245 sus nombres.
Toda esta documentación puede verse en la planta baja de la exposición, presidida por la maqueta de uno de los destacamentos penales, el de Orallo, y, por supuesto, en el libro.
- ¿Aqué se debe la existencia de estos batallones de castigo?
- Hay varios factores. De un lado las cárceles estaban masificadas y el régimen necesitaba del carbón, su principal fuente de energía. Por otra parte, tenían con ello una mano de obra barata y obligaba.
Destacan los miembros de Xeitu que la reconstrucción de este puzle les ofreció un añadido cargado de emotividad, el aspecto humano, la relación con los descendientes de aquellos mineros represaliados que vieron cómo se iba a recuperar y honrar su memoria. «Xeitu acudió a las redes sociales para ofrecer y buscar información. Así fue como hemos contactado nosotros con descendientes de aquellos mineros pero también otros se pusieron ellos en contacto con nosotros, para contarnos su historia. El aspecto humano de su recuperación creemos que es importante, al margen de la causa política».
Un aspecto humano que trajo a Laciana a familiares de algunos presos y, sobre todo, recuerdan cómo «llegó a haber cinco bodas entre lacianiegas y mineros de aquellos batallones. Este aspecto de las visitas de los familiares nos permite, sobre todo en el libro, profundizar en el papel de las mujeres pues es evidente que los 245 mineros eran hombres pero ¿qué ocurrió con sus mujeres, con sus madres...?».
Curiosamente esta concesión de presos políticos a diferentes empresas fue publicitada por el franquismo como «la necesaria cooperación del Estado con la iniciativa privada».
Lo de los eufemismos parecía norma habitual para no hablar de la realidad de estos «esclavos del siglo XX».