35 velas por la conservación del patrimonio artístico

El Centro de Oficios y Artes Plásticas de León cumple 35 años formando a sus alumnos en diferentes especialidades artísticas, como cantería, forja, carpintería y tapicería

Camino Díez Llamazares
02/11/2022
 Actualizado a 02/11/2022
Clase de técnicas de modelado y reproducción del Centro de Oficios y Artes Plásticas. | L.N.C.
Clase de técnicas de modelado y reproducción del Centro de Oficios y Artes Plásticas. | L.N.C.
En la actualidad, varios centenares de pupilos asisten al centro para aprender labores tradicionales. El programa formativo ha sufrido transformaciones a medida que las exigencias laborales han ido evolucionando. Por sus aulas y talleres han pasado más de 4.000 personas en los distintos formatos desde su creación.

La Escuela Taller de Restauración ‘Centro Histórico de León’ se inauguraba en octubre de 1987 dentro del programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Su financiación corría a cargo del Fondo Social Europeo en colaboración con el INEM.

La iniciativa presentada en 1985 por José María Pérez ‘Peridis’ a Joaquín Almunia, el entonces ministro de Trabajo, perfilaba el camino para la creación de plataformas dirigidas a alumnos de entre 16 y 25 años. Su objetivo era el desarrollo de aficiones artísticas y el dominio de las técnicas de los viejos oficios para el respeto y la conservación del patrimonio artístico y tradicional.

La escuela servía originalmente para poner en marcha un plan de restauración del casco histórico de León a partir de la formación de alumnos en albañilería, cantería, carpintería y forja artística siguiendo el proyecto elaborado por el arquitecto Javier Ramos Guallart. Se realizaron numerosos trabajos en distintas partes del casco antiguo, como la Plaza Mayor, el Ayuntamiento de San Marcelo, la Farmacia Merino o la Casa Botines.

En esa época, la creciente demanda laboral en sectores relacionados con la construcción supuso la incorporación al mundo profesional de varios alumnos antes incluso de finalizar sus periodos de aprendizaje. Hoy, muchos de ellos forman parte de la plantilla de empresas de restauración, otros crearon su propia empresa y algunos se han dedicado a la docencia, como es el caso de los monitores de varias disciplinas del centro.



Otro de los proyectos originales consistía en la publicación de guías didácticas de las diferentes disciplinas llevadas a cabo por los profesores del centro, además de la adquisición de derechos de traducción y edición de ‘La Construcción Romana, Materiales y Técnicas de Jean-Pierre’.

No fue hasta 1998 cuando se creaba finalmente el Centro de Oficios, una vez agotado el proyecto de la Escuela Taller. En ese año, "se modificaban las directrices relativas a los cursos impartidos y se cambiaba el perfil del personal demandado, por lo que ninguna de las especialidades que en ese momento impartía la Escuela pudo acceder a líneas de financiación europea". El director Francisco Azconegui creaba entonces el centro con financiación municipal y costes de matriculación y mensualidad.

La formación se desarrollaba desde octubre hasta junio, con posibilidad de realizar cursos de verano de una semana impartidos por monitores de la escuela y otros profesores externos, como Patrick Tranquart, Renato Giungalano y Gabriele Curtolo del Centro Europeo di Venezia per i Mestieri del Patrimonio, de San Servolo en Italia; Enrique Rabasa y Miguel Ángel Sobrino de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid; Naoki Ikusima, artesano japonés; Oriol García, primer monitor externo que colaboró con la escuela en el año 1988; o Pere y Lorena Valldepérez, de la Escuela Massana de Barcelona.

A partir de 2003, el nuevo director y único docente del equipo original, el artista Alberto D. Nogal, seguía ofertando los cursos diurnos y de verano, además de la convocatoria de cursos monográficos. Ocho años después, el centro se unificaba con el Taller Municipal de Artes Plásticas para dar lugar al Centro de Oficios y Artes Plásticas de la actualidad.
Hasta 2011, el total de alumnos de cursos diurnos ascendía a 460. Más de 1.500 se apuntaron a cursos de verano, incluyendo la participación puntual de franceses, alemanes, brasileños y otras nacionalidades. Unas 200 personas acudieron a cursos monográficos.

Hoy la escuela cuenta con dos sedes en las que se imparten 12 especialidades repartidas en 37 turnos. En el antiguo consistorio de la Plaza Mayor: reposteros textiles, restauración de bienes culturales, dibujo, pintura, cerámica y modelado. En las antiguas escuelas de Puente Castro: cantería y talla en piedra, tapicería, hojalatería y soldadura, carpintería, grabado y estampación y forja artística.

Doce monitores, incluido el director del centro, imparten las clases a un total de 341 alumnos que tienen como interés recuperar los oficios tradicionales y "no tanto la rápida incorporación al mundo laboral" como ocurría con anterioridad. La mayoría de aprendices en el centro leonés son personas que ya han finalizado su trayectoria profesional y que desean pasar su tiempo especializándose en los distintos saberes artesanales.
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