8-M, una celebración desconocida en el León de los setenta

Aunque en 1975 se estableció por la ONU el Día Internacional de la Mujer, en León prácticamente no hubo celebraciones de esa jornada en los años 70, tan solo llegaron los ecos de otras tierras

10/03/2025
 Actualizado a 10/03/2025
Nieves González, tractorista en los años 70. | FERNANDO RUBIO
Nieves González, tractorista en los años 70. | FERNANDO RUBIO

Vemos muchos lunes cómo ha cambiado esta tierra desde los años 70 hasta nuestros días, medio siglo después. En pocos campos el salto será tan grande como en la mirada de hoy, para las celebraciones del Día de la Mujer (8M) que estos días ha multiplicado las actividades y manifestaciones mientras que hace 50 años «prácticamente no existía», como atestigua ese magnífico notario del tiempo que es el archivo fotográfico de Fernando Rubio, que hubiera acudido en el caso de haber celebraciones. Pero no fue así pues, recuerda, «no fue hasta el año 1975 cuando la ONU promulga el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer y lo celebra por primera vez a nivel oficial»; pero «la primera noticia en la prensa leonesa del Día Internacional de la Mujer, en España aparece en el ejemplar del 9 de marzo de 1978 del Diario de León y da cuenta de las manifestaciones autorizadas en Madrid, Barcelona y el País Vasco. Eso sí, con una participación muy reducida. El 8 de marzo 1979 se celebraron en León los primeros actos con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora: un coloquio en la Casa de la Cultura, organizado por la Asociación Flora Tristán y una conferencia en la Obra Cultural de la Caja de Ahorros, ‘Mujer y Trabajo’ impartida por la Subdirectora General de la Condición Femenina, señora Vanaclocha».

Ante la ausencia de actos oficiales el viaje al archivo de Fernando Rubio nos permite una selección «de algunas imágenes que reflejan la situación de las mujeres en los años 70 en León. Hay que poner énfasis el cambio enorme que se produce en la sociedad y por lo tanto en las mujeres en esos 10 años, en esa década prodigiosa del cambio de casi todo, muchas veces para bien. He recogido, casi al azar, mujeres del campo, de la ciudad, ricas y pobres y sobre todo, anónimas. He incluido monjas, mujeres valientes, entregadas y generosas. Personas que trabajaban en diversos campos como la enseñanza, la asistencia, la sanidad y el cuidado de personas dependientes. Con una jornada laboral que se complementaba con su trabajo en casa y sus deberes religiosos».

Dos modelos de juventud convivieron en los setenta unas podían ser las chicas del CCAN
Dos modelos de juventud convivieron en los setenta, unas podían ser 'las chicas del CCAN'. | FERNANDO RUBIO

Un poco de todo. Pioneras de la agricultura subidas a un tractor, una estampa muy poco habitual; trabajadoras del campo, recolectando alubias en el Páramo; de la alfarería en Jiménez de Jamuz; hacendosas cabreiresas, familias gitanas, ‘manolas’ en las procesiones de Semana Santa o, asimismo, diferentes modelos de leonesas a la hora de afrontar su ocio o sus inquietudes políticas o deportivas, con dos grupos: ‘las chicas del CCAN o las chicas del Forecu’, los recordados clubes que marcaron aquellos años con diferentes ideas.

«En León no hubo actos del Día de la Mujer hasta el año 1979»

En aquellos primeros años se llamaba el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, un ‘apellido’ que en las leonesas seguramente sobraba, trabajadoras lo eran prácticamente todas, otra cosa es que fueran reconocidas, como demuestra, por ejemplo, que las homenajeadas en aquellos años —ya posteriores a los 70— fueran casi siempre personajes públicos: concejalas, periodistas...

Fernando Rubio, que mira a esta tierra desde el recuerdo de los cincuenta años transcurridos, tiene muy claro que «es evidente que la sociedad actual es distinta de la de entonces, ha habido un cambio de costumbres imbuido por la idea de que la mujer se dignifica con el trabajo fuera de casa, que era una herramienta de liberación, que la maternidad frustraba, que no se vive con ataduras... Hemos pasado de una sociedad cercana, no sólo en la alegría y el sufrimiento, a una sociedad de individuos insensibles que han olvidado que es en comunidad cuando aún queda la posibilidad de enfrentarse  a los problemas con alguna garantía de éxito y no como individuos aislados», analiza Rubio, consciente de que «me identifico con una sociedad que permita que todo el mundo viva de su trabajo, que no sean necesarias las ayudas del gobierno de turno, con una sociedad donde el mérito y la capacidad de las personas faciliten su ascenso en la escala social sin importar el sexo. Con una sociedad que cuide de sus niños, ancianos y personas desvalidas. Con una sociedad que no despilfarre los recursos que obtiene de los impuestos y tributos que recauda y que los administre con instituciones auténticamente optimizadas para que no sean una penosa carga para los ciudadanos».

Mujeres en La Cabrera en los años 70 | FERNANDO RUBIO
Mujeres en La Cabrera en los años 70 | FERNANDO RUBIO

Y con una máxima final que quien le conoce sabe que ha llevado a rajatabla: «Es una frase que pronunciaba en el primer contacto a los alumnos, hombres y mujeres, a los que impartía clase y que vale para los demás aspectos en la vida: ‘Me gusta llevarme bien pero... No me importa llevarme mal’». Y se suma a una frase de Concepción Arenal, aquella mujer luchadora que tuvo un molino en Villamartín de Don Sancho: «¿Se concibe libertad en un hombre cuya esposa, cuya madre, cuya hija sean esclavas?» .

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