La placa de su oficina en una céntrica calle de la capital leonesa revela que Javier Valladares Fernández es economista de profesión, pero este palentino de origen y leonés de adopción se apresura a confesar que su verdadera pasión es la fotografía y dentro de esta disciplina artística la fotografía de la fauna en su hábitat natural, práctica a la que lleva dedicándose desde hace más de veinte años. "Desde pequeño quise ser biólogo, pero mi padre, por temas profesionales, quería que fuese veterinario. En esa lucha que siempre tuvimos al final ganó la economía", reconoce Valladares, cuyo primer contacto con la fotografía fue a través de una cámara werlisa de carrete en su época de estudiante de bachillerato en Cistierna. "Salía siempre con dos amigos a ver animales e intentaba captar con esa cámara lo que veía con unos resultados horribles. Aunque la carrera universitaria la cursé en Valladolid vivía en Palencia por asuntos familiares y allí contacté con gente de mi edad que se dedicaba a lo mismo. Esa experiencia fue la que me metió en este mundo hasta hoy".
Antes se trabajaba a salto de mata, ahora con el acecho te permite capturar conductas más íntimas de los animales Los animales siempre han sido el objeto predilecto de la cámara de Javier Valladares, aunque durante un tiempo se dedicó más a captar la belleza de la montaña leonesa hasta que la técnica digital volvió a hermanarle con la fauna. El paso de la película fotográfica a la técnica digital supuso una profunda transformación en la actividad de este leonés amante de la naturaleza. "Cuando empecé a hacer diapositivas tardabas diez o quince días en ver el resultado, que muchas veces era decepcionante. No es como ahora que en tiempo real uno puede comprobar lo que ha hecho. Por ejemplo, la fotografía en alta velocidad nocturna, que es el campo más complicado del trabajo que vengo realizando, te permite comprobar in situ y antes de disparar cómo va a quedar la imagen. Depende luego del comportamiento del animal, pero llegas a hacerte una idea muy precisa de la imagen que va a resultar", comenta Valladares, para quien la fotografía de la naturaleza conlleva un trabajo previo de campo enorme, que muy poca gente se imagina, hasta el punto de que algunas de las fotografías realizadas tienen meses e incluso años de trabajo detrás. "A parte del conocimiento de la especie, del trabajo de campo de localizarla, de conocer sus hábitos, hay en muchas ocasiones que querenciar a los animales con comida en invierno y agua en verano para establecer unos vínculos que después van a dar los resultados deseados, una tarea que se alarga en el tiempo".
Desde sus comienzos hace veinticinco años hasta hoy han cambiado mucho los métodos de trabajo. "Antes se trabajaba a salto de mata, te encontrabas al animal, le hacías la foto y éste salía huyendo cuando se percataba de tu presencia. Ahora, sin embargo, se utiliza el acecho, que consiste en unos puestos de observación en los que pasas muchas horas hasta que los animales se habitúan a la presencia de ese objeto porque ya forma parte de su entorno. Esta modalidad te permite capturar comportamientos mucho más íntimos por parte de las diferentes especies de animales".
Llevo cinco años dando de comer a una población de carroñeras y quieras que no los animales dependen de ti Para Javier Valladares el lobo es el animal más imprevisible, que considera la asignatura fotográfica de cualquier naturalista. Respecto al vuelo de las aves, la especialidad del leonés, no representa mayor problema una vez que se tiene cierta destreza y "te anticipas a sus movimientos", asegura Valladares, para quien los programas de Rodríguez de la Fuente le marcaron como a tantas generaciones de amantes de la fauna. Aunque el audiovisual no lo ha cultivado de igual modo que la fotografía en la actualidad Javier Valladares está trabajando en un proyecto para una productora extremeña. "Las nuevas réflex han facilitado mucho el tema del vídeo, pero tienes que cambiar el chip. Un ejemplo de lo que digo es una fotografía de la que me siento especialmente satisfecho y que muestra una pelea entre un leonado y un águila real. Ahí no te aguantas y eres incapaz de hacer vídeo, tienes que echar mano de la cámara fotográfica".
En alusión a esa espléndida fotografía que reproducimos en este reportaje cabe mencionar la especial relación que Valladares mantiene con una especie que no goza de muy buena prensa como es el buitre. "Llevo cinco años alimentando a una población de carroñeras y quieras que no los animales dependen ya de ti. Aunque no quieras interferir en cierto modo ya lo estas haciendo", reconoce este fotógrafo y naturalista que no tiene reparo en decir que a los buitres les llama sus niños. "A base de repetición tú puedes relacionar a los animales con un estímulo, en este caso la comida. Llevo tantos años yendo más o menos los mismos días de la semana a llevar comida que ellos ya me están esperando. En el momento que ven mi coche lo relacionan con comida. He llegado a tener buitres salvajes a dos metros de distancia", asegura Valladares, que suele moverse por la montaña central leonesa y cuenta para su actividad con los pertinentes permisos del ServicioTerritorial de Medioambiente de la Junta de Castilla y León, del respeto de los cazadores y la colaboración en muchos casos de los lugareños. "Desde hace casi cinco años llevo una vez a la semana cerca de 150 kilos de despojos para alimentar a estos buitres a los que llamo mis niños porque dependen de ti. Al final del verano bajo un poco la intensidad porque si no estarías manteniendo una población demasiado alta y el objetivo es que durante el invierno no quede más que un grupo de 20 o 30".
Una de las especies más singulares es el buitre negro, muy poco habitual en los parajes leoneses pues pertenece a latitudes más al sur, pero que desde hace cuatro años acude fiel a la cita todos los veranos. "Con la comida que les doy no se mantiene esa población de buitres, pero sí les sirve de ayuda", asegura Valladares, cuyo próximo proyecto en León es su participación en una exposición colectiva titulada ‘Naturaleza en blanco y negro’ que podrá ser visitada a partir del mes de abril en el Museo de León.
"A los buitres les llamo mis niños"
El leonés Javier Valladares lleva más de 20 años dedicado a la fotografía de la naturaleza
28/01/2015
Actualizado a
18/02/2019
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