Adolfo Álvarez Barthe: "No hay cuadro suyo que no tenga tintes literarios"

El comisario de la exposición sobre Luis Sáenz de la Calzada que acoge el CLA presenta este jueves un ensayo sobre su figura en la Fundación Sierra Pambley

Joaquín Revuelta
13/12/2018
 Actualizado a 15/09/2019
El autor del ensayo y comisario de la exposición Adolfo Álvarez Barthe.
El autor del ensayo y comisario de la exposición Adolfo Álvarez Barthe.
La poliédrica figura del leonés Luis Sáenz de la Calzada es analizada por Adolfo Álvarez Barthe en el libro ‘Luis Sáenz de la Calzada. Un ensayo biográfico’ (Eolas ediciones), que el pasado lunes era presentado en la Residencia de Estudiantes en Madrid y este jueves, a partir de las 20:00 horas, tendrá su puesta de largo en la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley de la capital leonesa, en un acto en el que el autor estará acompañado por la historiadora del arte Koré Escobar y por el editor de Eolas, Héctor Escobar. La edición de este libro sirve de complemento a la exposición retrospectiva ‘Calzada. El Humanismo Renaciente’, comisariada por el propio Álvarez Barthe y por Luis García, director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC, que desde el pasado 23 de noviembre y hasta el 20 de enero de 2019 puede visitarse en el Centro Leonés de Arte.

Álvarez Barthe comenta que cuando recibió el encargo de comisariar la exposición lo primero que pensó es que una figura tan poliédrica como Luis Sáenz de la Calzada era muy difícil de representar en una exposición. «Lo bueno es que él sí tiene varios ejes conductores en toda su vida. El primero es que este hombre viene de lo que entonces fue un León muy influido por la Institución Libre de Enseñanza. Él nace en el seno de una familia contagiada de entusiasmo institucionista. Su padre envía a sus siete hijos a la Residencia de Estudiantes en Madrid y allí reciben todo el gran legado del institucionismo. Entonces aquello estaba dirigido por Alberto Jiménez Fraud y allí conoce a Bartolomé Cossío, gente muy vinculada a León además, porque la Institución Libre de Enseñanza –por eso esta exposición también es necesaria– tuvo una enorme presencia en la provincia, hasta el punto de que el mayor número de alumnos que recibe la Residencia de Estudiantes en Madrid pertenece a la provincia de León», sostiene Álvarez Barthe, que recuerda que la Fundación Sierra Pambley es de inspiración institucionista y que Sáenz de la Calzada es en realidad «una correa transmisora al recibir y posteriormente destilar todos esos valores del institucionismo».

El comisario junto a Luis García de la exposición ‘Calzada. El Humanismo Renaciente’ y autor de la publicación que este jueves se presenta en la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley está convencido de que no solo se le debe a Luis Sáenz de la Calzada esta amplia retrospectiva de su obra sino que «todos debemos sentirnos herederos y deudores del probablemente mejor León que ha existido, y no estoy hablando de un León poseedor del Grial, de un León fantasioso y fabulesco, sino de un León histórico y real, truncado por la Guerra Civil, pero luego sostenido muy dignamente por las personas que intervinieron en aquel proyecto. Si queremos ser herederos de algo bueno es sobre todo de esto, por eso creo que desde los medios de comunicación debéis dar la relevancia que merece no tanto la exposición como el personaje, porque es nuestro único vínculo con probablemente la única época en León donde se vivió una reforma pedagógica revolucionaria», asegura.

El autor del ensayo reconoce que todos los hermanos de Luis Sáenz de la Calzada se vieron igualmente imbuidos por el espíritu institucionista. «Arturo Sáenz de la Calzada, al que León también le debe una gran exposición, entre otras cosas porque fue Premio Nacional de Arquitectura en 1935, se vio obligado a exiliarse en México y allí fue el artífice de los decorados de las películas que Luis Buñuel realizó en ese país. Ya digo, es una familia de sello institucionista, en la que unos se vieron abocados al exilio y en el caso de Luis, después de estar en La Barraca, pudo enmascararse en el Teatro Nacional, al que le llama Luis Escobar, y desarrollar su labor como actor profesional hasta 1948».

Preguntado por qué campo de los muchos que cultivó Sáenz de la Calzada en vida merece ser recordado, Álvarez Barthe remite a una afirmación del polifacético personaje que reconoce que nunca renunciaría a ser pintor. «Él aprende pintura con José Moreno Villa en la Residencia de Estudiantes. Moreno Villa era pintor, bibliotecario, archivero y hombre muy obsesionado con los emblemas. Esa faceta emblemática la recoge de Moreno Villa Luis Sáenz de la Calzada, por lo que no hay cuadro suyo que no tenga tintes literarios», reconoce el comisario de la muestra, que del mismo modo asegura que en la literatura de Sáenz de la Calzada «hay tintes pictóricos y también científicos».

Sobre el ensayo publicado por Eolas Ediciones que fue presentado el pasado lunes en la Residencia de Estudiantes, su autor se mostró muy satisfecho de que le acompañara en el acto en Madrid Ana María Arias de Cossío, catedrática de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y presidenta de la Fundación Jiménez Cossío. La elección de la Fundación Sierra Pambley para la presentación de este jueves en León está más que justificada, «no solo por su estrecho vínculo con la Institución Libre de Enseñanza sino también por el hecho de que Sáenz de la Calzada fue vocal cuando la Fundación recuperó la facultad para nombrar su patronato, no el secuestrado en el año 1936», comenta Álvarez Barthe, que también quiere destacar el hecho de que Luis Sáenz de la Calzada fue el primer presidente que tuvo el CCAN, «que entonces servía sobre todo para intercambiarse libros prohibidos y organizar los cuadros del Partido Comunista, porque él también tiene detrás una importante labor política».
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