Con sólo veintidós años, el italiano lleva a sus espaldas más de cuarenta reconocimientos en concursos nacionales e internacionales de piano. A los veinte años, obtuvo el título de segundo grado en piano con máxima calificación, honores y mención de honor en el Conservatorio C. Pollini de Padua, ciudad que le vio nacer y donde estudió con maestros de la talla de Massimo De Ascaniis y Lorella Ruffin Armellini.
Davide Scarabattolo ha actuado como solista, a cuatro manos, en conjuntos de cámara y con orquesta en varias salas de conciertos en Italia y en el extranjero, incluido el Weill Recital Hall del Carneige Hall de Nueva York, el Auditorio de la Escuela Central de Música de la Tchaikovsky Conservatorio de Moscú o la Sala Académica del Conservatorio Santa Cecilia de Roma, entre muchos más.
Este viernes, le recibe a las 19:30 el escenario de la Sala Eutherpe, localizada en la calle Alfonso V de la capital provincial, para deleitar a los asistentes con las melodías de su piano. Melodías que suenan al ritmo de un repertorio compuesto por la Sonata nº 8 en La menor, K310 de Wolfang Amadeus Mozart, las variaciones Op.2 en Si bemol mayor sobre ‘Là ci darem la mano’ de Fréderic Chopin y Transcendental Etudes, mº4 Mazeppa y nº7 Eroica de Franz Liszt.
De todos los compositores que estudió Scarabottolo, Liszt es el que más le impresionó y cautivó hasta sentir la necesidad de estudiar a fondo su obra, en especial la colección completa de sus ‘12 Études d’exécution trasendental’. Un artículo de La Quinta Giusta describió una de las interpretaciones de Liszt a cargo del joven, cuando tenía quince años, como «simplemente fantástico», destacando un estilo de «ímpetu y rigor fogosos, embestidas intensas hacia los graves y vuelos ligeros hacia un agudo puro como el cristal, con estallidos de octavas poderosas y refinados movimientos».
Todo ello suena este viernes en la Sala Eutherpe, que recibe al día siguiente a la compatriota de Scarabottolo, la piaista Beatrice Barison, y, este domingo, a la pianista y doctora de música Carmen Hernández-Sonseca.