"Ahora estamos metidos, en extraña asociación, con Castilla en un engendro que provoca confusión"

Sanjo de La Braña fue este sábado ‘el coplero’ de la tradición de ‘San Antón y el gochín’ y se dirigió a ‘los dos’ en tono crítico para contarles y pedirles amparo ante tanto desmán

21/01/2024
 Actualizado a 21/01/2024
David Rubio, coplero del año 2022, impone a Sanjo el de La Braña la capa de coplero del año 23, que así  pide la tradición que se haga.  | SAÚL ARÉN
David Rubio, coplero del año 2022, impone a Sanjo el de La Braña la capa de coplero del año 23, que así pide la tradición que se haga. | SAÚL ARÉN

Botines, la plaza, tenía este sábado otra cara bien diferente a a la paz habitual de turistas escuchando a un guía, alguien que se sienta en el banco de la estatua para un selfie, algún diputado camino de su Palacio (y de los Guzmanes), el eco cercano de la acordeón de Arty... este sábado, cuando se acercaban las ocho de la tarde, una gran hoguera encendida invita a acercarse y combatir en su cercanía los temidos efectos del huracán Juana. Gente con capa y sombrero se acerca y anuncian que todos estos elementos juntos anuncian una tradición que preside la imagen de un Santo, como es habitual, pero a su lado un gochín. La gente dice del santo cosas como laconero, gorrinero... cosas veredes. Menos mal que unos hombres amables reparten vida, es vino caliente, que es lo más cercano a la vida en una tarde fría de enero y en León, la ciudad que fue de «nueve meses de invierno y tres de infierno». 

Explican que son cosas de la Cofradía (asociación, dicen ellos) de San Francisco El Real Extramuros de León y pronto llegan, cubiertos con sus capas algunos de sus jefes —Héctor Luis Suárez Pérez que comienza a desvelar lo que allí se celebra, Antonio Barreñada, rellenando los fervudos; Manu Ferrero, coplero residente...— y cuentan que todo buen coplero debe tener telonero, que llaman presentador y que no es otro que el coplero anterior. En este caso David Rubio, director de La Nueva Crónica y pregonero en 2022, a quien corresponde presentar... a Jesús San José Hernández, para todos, Sanjo El de La Braña. «Pocas personas habrá en esta provincia tan autorizadas para hablarte en verso. Sanjo ‘el de La Braña’ lleva años recorriendo nuestros pueblos, siguiendo tu magisterio, hablando con nuestros viejos, buceando en su memoria para ponerle banda sonora al olvido, recuperando esas canciones con las que el trabajo se hacía un poco más llevadero y la fiesta un poco más divertida». Recordó a  los marestros del coplero —en dulzaina con Víctor de la Riva; en chifla y tambor con Luis Mondelo y en gaita con Busto y Astorgano, todos ellos leyendas de la música tradicional—, no pasó por alto su pasión por la astronomía, mirando al cielo, que cuando mira al suelo encuentra a dos gemelas, que son sus nietas y su último oficio: pasearlas y cantarles una nana al acostarlas. 

Le puso la capa a Sanjo, tomó el relevo San José, miró al fuego, pidió permiso y recitó las tres partes en las que dividió sus coplas recordando las más ancestrales costumbres de esta tierra: «La primera parte es una glosa de la vida y milagros de San Antón, explicando el motivo de que sus imágenes lo representen siempre con un gochín; la parte central es una carta suplicatoria al santo por las necesidades de la bella, pero maltratada, tierra leonesa, en sus tres facetas de ciudad, provincia y región y, finalmente, se comentan a San Antón algunas de las grandes preocupaciones que nos han amargado el año, como las sangrientas guerras, la violencia machista, el calentamiento global o el agitado y largo proceso electoral. No faltan tampoco las alusiones al fervudo y los cotinos, y pequeños guiños a otros aspectos como el triunfo de la selección española de fútbol en el Mundial Femenino, el de la Montaña en la lucha leonesa, los realitys televisivos, los impuestos de Hacienda, los astronautas leoneses, el premio Cervantes de Luis Mateo, la estación de autobuses, la nueva ley animalista y hasta las Cuevas Menudas. Terminaremos, como es de rigor, entonando la despedida con las últimas jaculatorias al Santo».

Y así lo hizo, sin contemplaciones: «Los jóvenes van marchando, / muy poquitos niños nacen, / nuestros pueblos se vacían / y el futuro es lamentable» y poniendo sus puntos sobre las íes. «Ahora estamos metidos / en extraña asociación/ con Castilla en un engendro / que provoca confusión: // un ente birregional / que sin ninguna razón / niega nuestra identidad / en cuanto tiene ocasión, / y, tal como estamos viendo, / nos lleva a la perdición».

Son solo algunos ejemplos, hubo cera para casi todos, menos para los animales, que a eso habían acudido: «Con devoción te rogamos / san Antonio milagrero / que a nuestros animales / les protejas con esmero». Para cerrar sus aplaudidas coplas con la más esperada: «Con esto nos despedimos, / hasta el año venidero, / que en este mismo lugar / tendremos otro coplero. // Antonio Abad, / santo barbudo, / danos un poco / de tu fervudo. // De tu fervudo, /  de tu cotino, /  te lo pedimos, /  santo divino».

Y el Santo... se lo dio.

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