El Musac presentará uno de los proyectos más ambiciosos realizados por Ai Weiwei (Pekín, 1957) hasta la fecha. Con 1.700 metros cuadrados de exposición y 44 obras, muchas de ellas monumentales, ‘Ai Weiwei. Don Quixote’ incluye trabajos realizados en los últimos 20 años de trayectoria de este creador imprescindible en el panorama artístico internacional, conocido por su capacidad de fusionar arte y activismo político. Es también la primera exposición que exhibe en profundidad su serie de cuadros realizados con ladrillos de construcción de juguete. Respecto a ellos, el artista indica: «LEGO, al igual que los mosaicos antiguos, los diseños textiles y de alfombras, o la impresión con tipos móviles de madera de la dinastía Song (c. 1000 d.C.), encarna una sensación de atemporalidad».
La exposición, que podrá visitarse hasta el 18 de mayo de 2025, se inaugura el próximo 9 de noviembre. El proyecto, comisariado por el director del Musac, Álvaro Rodríguez Fominaya, ha sido diseñado junto al artista en exclusiva para el museo leonés, el único centro en el que podrá verse.
Un recorrido por la exposición
Para encontrar el origen de ‘Don Quixote’ es necesario retroceder hasta la infancia de Ai Weiwei. El padre del artista, el poeta Ai Quing, tuvo entre sus libros una edición de la obra maestra de Cervantes, que Ai recuerda vívidamente por su bella portada e ilustraciones y la breve introducción a la historia que su padre le hizo. Viviendo en los desiertos remotos de Xinjiang, donde su padre había sido deportado, la extravagante pareja formada por Don Quijote y Sancho Panza despertó su imaginación infantil y le reveló que se podía concebir todo un mundo de fantasía, más allá de la doctrina maoísta que dictaba que todo se ajustase a la lógica y la racionalidad.
«‘Don Quixote’ no se ha concebido como una retrospectiva», explica Álvaro Rodríguez Fominaya, comisario de la exposición. «Aún así, se abordan las temáticas centrales de su trabajo: la libertad de expresión, las crisis migratorias y la defensa de los derechos humanos. Además, casi todas sus grandes series están representadas en la muestra, en un arco cronológico que va desde 2008 hasta 2023.
La exposición destaca también por sus dimensiones. Se trata de una de las más extensas y ambiciosas del artista y disidente chino. Ha sido concebida especialmente para las salas del Musac, que por su tamaño permiten albergar algunas de las obras más monumentales de Ai Weiwei, imposibles de exponer en otros museos. Incluye 44 obras entre instalaciones, cuadros de ladrillos de construcción de juguete, esculturas, vídeos y películas. Ocupa unos 1.700 metros cuadrados, más de la mitad del espacio expositivo del museo.
Cada sala está pensada de forma inmersiva, con una «piel» que generan obras en formato de papel pintado de suelo a techo, con más de seis metros de altura. A esto se suman 10 películas que resumen la obra de Ai Weiwei en cine y videoarte, desde el documental ‘Marea humana’ (2017) hasta el vídeo ‘Beijing 2003’ (2003), con 150 horas de duración y que recorre los 2.400 kms de las calles de Pekín, grabadas desde una furgoneta en movimiento.
Bloques de construcción tipo LEGO o WOMA
El Musac será el primer museo que exponga en profundidad el conjunto de obras realizadas con bloques de construcción (tipo LEGO o WOMA) en las que Ai Weiwei viene trabajando desde 2007: se verán 19 de las 60 que ha producido hasta el momento. Con estas piezas de juguete, el artista propone un desafío audaz a la pintura tradicional bidimensional. «Son la herramienta perfecta para cuestionar el pasado político y estético del arte», admite Ai Weiwei. «Elegí los ladrillos de LEGO porque son completamente ajenos a mí: son neutros, incluso absurdos, con una paleta limitada a cuarenta colores. Usar este material para cuestionar mensajes políticos o estéticos del pasado me parece especialmente adecuado, ya que no carga con el peso de formas de expresión artística tradicionales como la pintura o la escultura. En cierto sentido, estos ladrillos de juguete nos liberan de las cargas del bagaje artístico histórico».
Entre estas obras destaca ‘The Third of May’ (2023), un gran cuadro inédito, producido específicamente para esta muestra, que versiona la obra de Goya ‘El tres de mayo en Madrid’. «Vi en estas imágenes algo que me resultaba familiar, especialmente en la escena inolvidable de los insurgentes españoles siendo ejecutados: una poderosa representación que conmemora la resistencia española al ejército de Napoleón», explica Ai Weiwei sobre esta pieza. Y aclara: «la sociedad siempre ha estado sujeta a cambios políticos drásticos y, con cada giro, hay quienes mueren o se sacrifican. Esta pintura lo captura de manera tan vívida y directa que parece que estuviese animada, expresando la profunda empatía que Goya, un artista que admiro enormemente, tenía por el sufrimiento humano».
En ‘Don Quixote’ pueden verse tres grupos de obras en LEGO. El primero lo componen versiones de obras maestras de la historia del arte, que se realizan a escala 1:1. Destaca, por ejemplo, ‘The Last Supper in Pink’ (La última cena en rosa) de Leonardo da Vinci, pero a través de la versión de Andy Warhol, con casi siete metros de largo.
«Yo nunca elegiría una obra maestra al azar. El cuadro debe resonar conmigo y con mi experiencia política, por lo que casi todas las obras de arte que elijo narran un tema específico que me importa profundamente. Siempre hay una razón deliberada detrás de mi selección. Espero que los espectadores, al leer las descripciones de estos trabajos, puedan entender que estas obras maestras se eligen de manera reflexiva, no arbitraria o casualmente. Hacer tales elecciones es a menudo un proceso desafiante», confiesa Ai Weiwei.
Un segundo grupo lo componen cuadros en los que parte de imágenes tomadas de los medios de comunicación como ‘The U.S. Navy collecting the remnants of a Chinese high-altitude surveillance balloon shot down by an Air Force fighter’ (La Marina estadounidense recuperando los restos de un globo de vigilancia chino de gran altitud derribado por un caza de las Fuerzas Aéreas), que hacen referencia a crisis geopolíticas y humanitarias contemporáneas. En estas obras introduce siempre un elemento ajeno a la composición original. El tercer grupo son aquellas obras que hacen referencia a las propias piezas realizadas por Weiwei en otras técnicas, como ‘Illumination’ (2019), que refleja un selfie que el propio artista se tomó en un ascensor junto a los agentes de policía que le custodiaban en aquel momento.
Obras monumentales
Trabajar con grandes formatos ha sido una constante en la trayectoria de Ai Weiwei. Entre sus obras monumentales incluidas en su exposición en el Musac está ‘La Commedia Umana’ (2017-2021), que se muestra por primera vez en un museo. Con más de ocho metros de alto, seis de ancho y 2.700 kg de peso, es uno de los candelabros de Murano de mayor tamaño realizados nunca. Está compuesto por unas 2.000 piezas. Rodríguez Fominaya desvela que «Ai Weiwei ha estado trabajando con cristal de Murano desde 2017. Este gigantesco candelabro negro fue hecho a mano por artesanos vidrieros en colaboración con una fundación dedicada al trabajo del cristal, Berengo Studio».
Siguiendo con sus grandes instalaciones, encontramos ‘Life Cycle’ (El ciclo de la vida), de 2018. «Sus más de 20 metros de largo representan una zodiac como las utilizadas por los refugiados. En 2013, Ai Weiwei comenzó a crear obras en bambú utilizando técnicas tradicionales de fabricación de cometas como respuesta escultórica a la crisis mundial de refugiados. ‘Life Cycle’ explora el motivo de los botes inflables y de baja calidad que utilizan los migrantes para llegar a Europa. Por su parte, la obra ‘Olive Tree Roots’ (Raíces de olivo) también alude a la noción de desplaza- miento y exilio».