'Hora 25', el espacio que dirige el periodista donostiarra Aimar Bretos, se emite este viernes desde el Palacio del Conde Luna con motivo de los 90 años de historia de la emisora Radio León. A partir de las 20:00 horas Bretos y sus invitados analizarán en clave de humor los temas de la actualidad política y social, y será a partir de las 22:00 horas, ya con público –que podrá acceder al recinto desde las 21:15 horas– cuando los contenidos del veterano programa de la Cadena SER se centren en León con invitados como Rogelio Blanco, exdirector general del Libro, Archivos y Bibliotecas, que junto a Juan Pedro Aparicio tuvo una parte activa en el reconocimiento por parte de la Unesco de las Cortes de 1188 como cuna del parlamentarismo; Nuria González, primera mujer rectora de una universidad pública en Castilla y León, a la que, entre otras cuestiones, se le preguntará por la preparación del grado de medicina con que contará la Universidad de León en el curso 26/27, además de recordar el paso por el campus de Vegazana de los astronautas Pablo Álvarez y Sara García, a los que Aimar realizó la primera entrevista. Ambos estarán presentes en el programa vía telefónica , el primero desde Houston y la segunda desde Colonia, poco antes de sus primeros entrenamientos como reserva. Otros invitados serán Félix Barrios, director del Incibe, y el alcalde de León, José Antonio Diez, con el que se abordarán los desencuentros entre Ferraz y el actual secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca.
Aimar Bretos es el director más joven en la larga trayectoria de ‘Hora 25’, el programa que creara en 1972 Manuel Martín Ferrán y por el que han pasado periodistas de la talla de Miguel Ángel Gozalo, Basilio Rogado, Iñaki Gabilondo, José Joaquín Iriarte, Manuel Antonio Rico, Fermín Bocos, Julio César Iglesias, Manuel Campo Vidal, el siempre recordado Carlos Llamas, Javier Casal, Ángels Barceló y Pepa Bueno.
El periodista donostiarra se considera un hombre con suerte, pues su entrada en la Cadena SER se produce en 2008, en plena crisis económica que azotó a todos los sectores y muy en especial a los medios de comunicación. «Tuve la suerte de que me hicieran uno de los últimos contratos de aquella hora, porque luego vinieron unos años que fueron terribles en cuanto a contrataciones», recuerda Bretos, para quien las periódicas salidas del estudio de ‘Hora 25’ cumplen la función en su caso de «poder encontrarme con los oyentes que siguen cada día el programa, de mirarles a la cara, de abrazarles y decirles gracias por estar ahí. Un millón de oyentes es una salvajada, sería el equivalente de llenar 75 veces el estadio Reino de León de gente en silencio escuchándote. Esto es lo que se produce todas las noches en ‘Hora 25’. Entonces cuando salimos a un programa como el que este viernes vamos a realizar desde León es una ocasión de mirarles a la cara y decirles: mil gracias».
El conflicto minero propició en 1996 una edición especial de ‘Hora 25’ en directo desde Ponferrada donde el componente emocional estuvo muy presente. Esa situación ya no se da, pero otras cuestiones como la identidad leonesa siguen ocupando a esta sociedad. «Nosotros vamos a León a escuchar, a conocer, a entender y, entre otros, este debate de la identidad. Cada territorio tiene sus debates específicos sobre una realidad actual y una historia que configura esas identidades. Vamos a León a entender. Quien piense que España es plana y uniforme es que no entiende nada. Me parece un asunto muy complejo al que desde fuera poco puedo aportar más allá de esa voluntad de querer escuchar y entender, que creo que no es poco», sostiene Bretos.
El periodista donostiarra reconoce que llegan a León en un momento muy caldeado desde el punto de vista político. «El momento en el que está la federación socialista de Castilla y León es muy interesante desde el punto de vista informativo y de ello vamos a conversar con el alcalde de León, que suele hablar muy claro y eso para los periodistas siempre es un filón», reconoce el director de ‘Hora 25’, que ante el comentario vertido años atrás por el histórico Iñaki Gabilondo referente a que la profesión periodística está más pendiente de las cosas de la política que de la política de las cosas considera Bretos que «los periodistas tenemos que hacer un esfuerzo por estar pendientes de todo, también de las decisiones políticas porque condicionan completamente nuestras vidas. El hecho de que ahora mismo España esté sumida en un grado de polarización brutal es algo que va a tener efectos prácticos sobre nuestras vidas. Creo que nosotros tenemos un mandato muy claro que es suministrarle a la ciudadanía una información que sea impecable, que sea rigurosa, sobre los hechos, sobre los datos y también sobre los mensajes políticos, porque solo va a ser así que el ciudadano pueda construirse su propia opinión. Si como periodista contribuyo a alimentar trincheras, yo habré errado. Ahora bien, si como periodista cumplo con mi obligación de dar una información veraz y contrastada al ciudadano para que sepa si los mensajes que están en determinada trinchera son ciertos o no, pues ahí habré acertado, habré cumplido con mi labor, de tal forma que el oyente y yo podamos entender qué busca quien emite esos mensajes, que actualmente es generar desestabilización en la que después echar las redes y pescar».
Ya en los noventa Gabilondo hablaba de polarización dentro de la profesión periodística y se lamentaba de que fuera visto con una camiseta y un número porque todos estaban condenados a ser vistos como jugadores de uno u otro equipo. «Yo me resisto a que me metan en ningún equipo y si tengo que estar en uno que sea el del sentido común. Tenemos ahora un país en el que el terrorismo está agitando el debate político década y media después de que ETA dejara de existir, tenemos un país en el que hay un eurodiputado que llama a no pagar impuestos y que intenta hacer pasar por una cosa contra Hacienda una supuesta financiación ilegal de su campaña. En un país así ponerle el filtro del sentido común a la mirada desde la que le contamos la actualidad al oyente, eso ya es una decisión ganadora en sí misma y yo prefiero estar ahí».
La política de los grandes comunicadores parece haber perdido protagonismo desde la retirada de Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo o José María García. La Cadena SER ha tenido y tiene grandes comunicadores que siempre se han mantenido fieles a esas siglas. En este sentido Aimar Bretos considera que «todo muta y lo primero que ha mutado son los hábitos de consumo, los hábitos de escucha en nuestro caso. Ese tipo de escucha en el que había una devoción absoluta hacia una figura, que empezabas a las seis de la mañana y hasta que terminaba su programa a las doce y media no te planteabas ningún otro tipo de escucha creo que se ha perdido. Nosotros ahora tenemos que ir a por un tipo de audiencia, que también es la audiencia de 15 a 35 años, que se ha criado con unos nuevos hábitos de consumo completos, en que todo tiene una barrita de progreso que te dice cuánto te queda, por qué segundo vas y si puedes ir a buscar un contenido que te guste más. Nosotros tenemos que encaminarnos hacia ese ecosistema, tenemos que ir activamente a por ese nuevo oyente, presentarle nuestros respetos y explicarle lo que hacemos, sobre todo tenemos que explicarle cómo podemos hacer mejor su vida a través de nuestro contenido, porque soy un firme convencido de que podemos hacer mejor la vida de los ciudadanos dándole información de calidad. Entonces, yo no quiero que me escuchen por mí, por quién soy yo, quiero que me escuchen porque valoran que su vida puede ser mejor con el tipo de radio informativa que les ofrezco».
A la pregunta de qué le gustaría aportar como impronta personal a un espacio como ‘Hora 25’ con más de 50 años de trayectoria, el comunicador donostiarra confiesa que «una cosa que he aprendido con ‘Hora 25’ es que es una historia tan larga, tan vasta, por la que han pasado tantos directores periodísticamente tan potentes, que se ha creado una comunidad entre nosotros, entre quienes hemos dirigido este programa, en la que asumimos que nuestro reto es mantener la fórmula actualizándola. Yo creo que cada persona que ha pasado por la dirección de este programa ha asumido el reto de actualizarlo a su momento. Es una fórmula que está prestada de 52 años, ya sabemos lo que funciona y lo que no, y lo hemos ido actualizando. Lo que hay que hacer es traerla a los hábitos de escucha de hoy, que no se parecen en nada a cuando Carlos Llamas empezó con este programa. Hoy tenemos todos una radio permanente en el bolsillo, tenemos unos auriculares inalámbricos. La duración de los tiempos de escucha es totalmente distinta y aquello con lo que competimos también. Cuando Manuel Campo Vidal dirigía ‘Hora 25’ no había un Netflix con el que tú compitieras de noche por la atención del oyente. Ahora sí. Lo que tenemos que hacer es actualizar el contenido y mejorarlo en lo posible para que sea una oferta seductora para nuestros oyentes», concluye Bretos.