Normalmente, blanquecinas. Con un aire despiadado por su simbología de mortandad. Expresión franca de la desgracia humana y sus violencias; más en los tiempos que corren. Restos arqueológicos de momias egipcias o pruebas de vida en eras remotas que, muchas veces, queremos olvidar. Y compañeras de ese par de tibias en aquella bandera del pirata cojo que tanto anhelaba ser Joaquín Sabina.
Pero las que desde hoy y hasta el 29 de noviembre ocupan un espacio de la plaza leonesa de San Marcos son coloridas. Tanto que deslumbran al paseante, que no puede evitar acercarse para tocar. Para verlas y olfatearlas, como queriendo olfatear una muerte a la que se rinde homenaje con estas nueve calaveras de considerables dimensiones. Nueve ‘Mexicráneos’ de color, traídos para conmemorar el Día de los Muertos del país de Frida Khalo. Una fecha declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Se trata de una de las muestras más grandes en el mundo del arte urbano, de éxito rotundo no sólo en la geografía española, también en Latinoamérica y algunos rincones de la república francesa. «Probablemente, una de las últimas oportunidades que existen en España de visitar esta maravillosa exposición», según indicó este viernes su impulsor Carlos Gallardo, que tuvo tiempo de agradecer al Ayuntamiento de León y su Concejalía de Acción y Promoción Cultural por prestarse a la celebración de la tradición mexicana con una exposición que ya han podido disfrutar más de doce millones de personas.
Y es que esta es una presentación en forma de cráneo de la cultura funeraria de México, que también designa como ‘calaveras’ a los versos epitáficos e irónicos que se recitan durante los dos primeros días de noviembre. Todo en un «diálogo» artístico sobre la muerte; «una trascendencia», en palabras de Gallardo. Un soplo de arte urbano y una combinación de costumbre católica y misticismo mexicano que conmemora y festeja la vida de los ya fenecidos, igual que se hacía durante los rituales prehispánicos que adornaban cráneos en los entierros para exhibirlos coloridamente en plena ceremonia; haciendo de las calaveras un decorativo nexo de vida y muerte.
Larva Clothing, con ‘Corazón de Xólotl’; Delia González, con ‘Dualidad’; Mónica Alexander, con ‘En honor a la mujer indígena’; Atentamente Una Fresa con ‘El alebrije más viejo de todos’; Nanayari-Menchaca Studio con ‘Raíces’; Lisa Curn con ‘Rey Midas’; Jorge MaHdez, con ‘Sobre mis orígenes’; Hilday Raquel López Ojeda con ‘Paraíso del arte’; e Ignacio Villanueva Aguirre y su pieza ‘Xoloitzcuintle, perro sagrado de los aztecas’. Son las manos encargadas de dar a luz a esta muestra de vestigios históricos y carácter urbano que ahora deleita belleza en León.
Una exposición para «recordar a las personas que se han marchado» y rendirles tributo sin teñirlo del filtro ennegrecido que supone el luto habitual. Un recordatorio, a modo de maxi y ‘Mexicráneos’, para comprender que la muerte sólo es el destino inevitable del viaje que es la vida.
Mauricio 1545316
