Un adiós que Alejandro Díez Garín (verdadero nombre de este músico nacido en Alicante en 1967 aunque afincado en León) espera con «cierta ansiedad», según confiesa a Europa Press: «Imagino cada noche el momento justo de descolgarme la guitarra por última vez. Pero cuando lo tienes tan pensado y decidido, lo único que quieres es que llegue. Quiero cerrar este capítulo rodeado de amigos, terminar, dar las gracias y volver a casa».
Con una mezcla de ironía y resignación, explica Cooper que las (más de 1.000) entradas para Madrid se agotaron en una semana tras anunciar el pasado mayo que sería su despedida. Y explica, en esta línea, que antes de ese anuncio, apenas tenían conciertos para el verano, pero la situación cambió para bien a partir de ese comunicado público.
«Es comprensible, le das una razón a la gente para que te haga caso una última vez», destaca, revelando también que «la realidad era más cercana a lo que había antes del anuncio de despedida». «Aunque hemos tenido la suerte de tener esta fiesta de celebración durante los meses de verano», apostilla.
Así, tras afirmar que «no se le puede pedir a la gente una atención constante», recalca Cooper que ha tenido «muchísima suerte pudiendo desarrollar una carrera estable y regular durante 35 años». «Es suficiente», subraya, para acto seguido señalar con sorna: «A veces te hacen caso y a veces no. Y si ves que la cosa ya no da más de sí tienes que saber interpretarlo. Antes de resultar embarazoso para mis propios seguidores, prefiero tener la libertad de terminar».
Los Flechazos
La etapa de mayor éxito comercial de Cooper fue con Los Flechazos, en activo desde 1987 hasta 1998, algo que recuerda con satisfacción: «Estoy orgulloso de cómo han sobrevivido al paso del tiempo las canciones de Los Flechazos. Salimos incontables veces en televisión, fuimos muy populares y fue una manera estupenda de pasar la juventud y acceder a un público mayoritario».Concede en este punto que, una vez se acabó la banda, nunca pensó que se fuera a dedicar a la música «desde una perspectiva alternativa o underground». «Nunca creí que acabaría siendo un artista de culto. Siempre pensé que lo que me gustaba mí le gustaba a todo el mundo, como los Clash o los Jam,Los Elegantes, Nacha pop... Mi gran sorpresa fue darme cuenta con el tiempo de que lo que a mí me gustaba se había considerado música subterránea», rememora.
Destaca, en cualquier caso, que nunca hizo «el ejercicio de cambiar» su «perspectiva para poder agradar a más gente». Por eso, o a pesar de eso, admite que se siente «como fuera de lugar y un poco bicho raro». «Ha cambiado todo mucho», sentencia, y prosigue: «Cuando te sientes fuera de lugar es porque tienes que irte. Y he tomado esta decisión, sí, pero con alegría. Agradecido de lo que he podido hacer».
Menciona en este punto ‘Crying Scene’, canción «muy inspiradora» de Aztec Camera que habla de que «solo consigues un éxito en la vida y lo divertido luego es seguir intentando el segundo, siempre guardándose las lágrimas para cuando tengas que llorar de verdad». «Esa pelea de recuperar la popularidad que tuve con Los Flechazos la he tenido con Cooper, pero disfrutando del camino», resalta.
Tras señalar que también se siente muy orgulloso de la gira virtual que se inventó en 2011 para presentar el cuarto disco de Cooper, ‘Mi universo’, agradece de nuevo que siempre ha podido hacer lo que ha «querido en cada momento, con respaldo de público y de discográfica». «Estoy orgulloso de muchos momentos puntuales y proyectos que he desarrollado».
Futuro cercano
Aunque deje los escenarios como Cooper, no deja Álex la música. Acaba de crear la Fundación Club 45, un proyecto de museo en León para la «promoción y difusión de la cultura pop en todas las áreas», para investigar las «relaciones entre cultura pop y música, arquitectura, periodismo o diseño gráfico».«Tengo una de las colecciones de revistas musicales de los años sesenta más importantes del mundo y quiero ponerla a disposición de la gente para que se puede estudiar y comprender por qué fue tan fundamental el pop en su momento. Y hacer exposiciones, conciertos, seminarios... Eso me va a llevar mucho tiempo», anticipa ilusionado.
Y aún remata: «En ese aspecto puedo aportar más de lo que he aportado en el mundo de la música. Mantenerme en el mundo de la música sería vivir un poco de la inercia. También seguiré con Ediciones Chelsea con libros nuevos. Y voy a intentar desligarme un poco de las redes sociales, que me tienen un poco mareado. Me escapo a Santa Colomba de Somoza, un pueblecito de León, y allí estaré para quien quiera ir a verme».