Ana del Paso: "El reporterismo de guerra no entiende de género"

La periodista y excorresponsal internacional presenta este martes en León un libro que da voz a 34 reporteras y enviadas especiales españolas que han informado de conflictos armados

Joaquín Revuelta
04/12/2018
 Actualizado a 12/09/2019
Ana Alba, Gemma Parellada, Rosa María Calaf, Ana del Paso, Dolores Masana y Mónica Bernabé en la presentación del libro en Barcelona.
Ana Alba, Gemma Parellada, Rosa María Calaf, Ana del Paso, Dolores Masana y Mónica Bernabé en la presentación del libro en Barcelona.
La editorial Debate, en colaboración con el Ayuntamiento de León, ha organizado para este martes a las 19:30 horas en el Palacio del Conde Luna la presentación del libro ‘Reporteras españolas, testigos de guerra. De las pioneras a las actuales’, del que es autora Ana del Paso, quien estará acompañada durante la presentación por Aurora Baza, concejala de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de León.

Periodista de Internacional desde 1985, cuando ingresó en la agencia Efe, y de Geopolítica y Defensa desde 1993, cuando empezó a trabajar en el semanario Época, Ana del Paso es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. De hecho, el libro que hoy se presenta, tiene su base en la tesis doctoral que la autora llevó a cabo durante sus estudios universitarios. Como periodista en zonas de conflicto, Del Paso ha cubierto las guerras balcánicas, la Primera Guerra del Golfo, la Primera Intifada y varios conflictos en Centroamérica. Ha sido enviada especial y corresponsal de la agencia Efe y conoce de primera mano el tema que aborda en esta publicación que consta de 34 entrevistas a otras tantas reporteras españolas desplazadas a zonas de conflicto, además de realizar un recorrido histórico que comprende cinco siglos de actividad periodística llevada a cabo por mujeres españolas, desde la pionera Francisca de Aculodi a mediados del siglo XVII hasta las actuales.

Ana del Paso lleva desde el pasado viernes en la capital leonesa, una ciudad que ha visitado en varias ocasiones, aunque confiesa que es la primera presentación que hace del libro en la Comunidad de Castilla y León. La propia autora, por su periplo profesional, hubiera podido formar parte del grupo de reporteras que aportan a esta publicación sus experiencias en zonas de conflicto, aspecto que le ha permitido desarrollar su cometido con mayor conocimiento de causa. «La mayoría de las mujeres que salen en el libro son amigas mías porque he coincidido con ellas sobre el terreno. Las que menos conocía son las últimas generaciones, porque llega un momento en que por tu condición física o por el medio de comunicación para el que trabajas tienes que ir dejando paso a otras compañeras. Tal vez por mi conocimiento de la mayoría de ellas ha sido más fácil, entre comillas, elaborar este libro, sobre todo porque ellas tenían ganas de hacerlo y porque pensaban, al igual que yo, que ya era hora de que hubiera un libro y una tesis doctoral de esta índole. Todas ellas están agradecidas porque se les ha dado la oportunidad de contestar a catorce cuestiones que yo les planteaba», comenta Del Paso, que recuerda que cuando se planteó hacer la tesis doctoral sobre este tema no existía nada al respecto. «Académicamente no se las conocía de la manera en que se las conoce ahora, en profundidad, y todas reunidas en una tesis. A Debate le pareció interesante hacer de esa tesis un libro para que todo el mundo tuviera acceso a la historia de estas mujeres, de cómo trabajan, sus opiniones, sus dificultades y lo que les ha costado llegar hasta donde están», sostiene la periodista y escritora, a la que también le pareció interesante aportar una visión histórica del tema. «Todo tiene un recorrido. Las que empezaron y que son más conocidas, como Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf o Maruja Torres, tienen un precedente. A mediados del siglo XVII estaba Francisca de Aculodi, que fue la primera corresponsal, trabajaba en San Sebastián y escribía para un quincenal francés. Y luego ya las primeras corresponsales de guerra fueron Carmen de Burgos ‘Colombine’ y Teresa de Escoriaza, que fueron enviadas especiales en la Guerra de África, y luego Sofía Casanova, que residía en Varsovia y cubrió la Revolución bolchevique y la Primera Guerra Mundial», recuerda la autora.No lo tuvieron nada fácil aquellas pioneras porque constituían una excepción dentro de la profesión periodística. «Tanto es así que, por ejemplo, Teresa de Escoriaza tenía que firmar sus crónicas con el seudónimo de Félix de Haro. Llegaban a las redacciones y les preguntaban, ¿usted de parte de quién trae este artículo? Se tenían que hacer pasar por hombres para que sus artículos pudieran ser publicados».Ana del Paso recuerda que durante la dictadura lo habitual es que las mujeres que se dedicaban al periodismo escribieran sobre moda, cocina, familia... «En la década de los sesenta, con acontecimientos como Mayo del 68, Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf o Maruja Torres, entre otras, apretaron para que las dejaran cubrir conflictos. En concreto Carmen Sarmiento me dijo que pidió informar de la guerra de Vietnam y su jefe en TVE le dijo que cómo iban a enviar a una mujer a una zona de guerra. Y se quedó con las ganas», señala Del Paso, que confiesa que su petición no era tan extraña porque según relataron sus compañeros de entonces en la guerra de Vietnam ya había bastantes mujeres periodistas cubriendo el conflicto. «A base de insistir y de reclamar que querían ser enviadas a aquellas zonas alcanzaron su objetivo», reconoce la periodista y escritora, que se muestra taxativa al señalar que no existen diferencias entre hombres y mujeres a la hora de cubrir informativamente una guerra. «Ni entonces, ni después, ni ahora. Las mujeres no escribimos distinto que los hombres. Todo depende de la sensibilidad del periodista. Los hombres también se hacían eco de las bajas civiles y cubrían la parte femenina de la guerra. Sí que es cierto que las mujeres tenemos más fácil acceso a la fuente femenina que el hombre. Pero el reporterismo de guerra no entiende de género», sentencia esta periodista galardonada por Unicef por su cobertura de la Primera Guerra del Golfo, que reconoce que esa es una de las conclusiones a las que llegó en la tesis ahora convertida en libro, «romper muchos tabúes, porque se dice que la mujer ve la guerra de otra manera y no es cierto. Lo que pasa es que nosotras podíamos entrar en sitios donde ellos no pueden, recogíamos opiniones de mujeres mientras que ellos tenían más dificultades o les estaba vetado», señala.La irrupción de las nuevas tecnologías ha cambiado de forma sustancial el oficio de informar desde las zonas de conflicto. Para Ana del Paso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. «La rapidez para mandar la información es una de las ventajas, pues siempre ha habido mucha competencia en ser el primero en dar la noticia. Lo que pasa es que ahora al que lo manda se le olvida lo que se conoce como ‘chequeo de hechos’. Las redes sociales te permiten ser primero en mandar la información pero a menudo se olvida que tienes el deber y la obligación de contrastar tu información con otras fuentes y esto el periodismo no lo está haciendo. En las redes sociales hay mucho bulo y mucho ‘fake news’, siempre lo ha habido, pero en la guerra es muy fácil ser manipulado», sostiene la periodista, que preguntada cómo le ha cambiado como persona el hecho de convivir tan de cerca con la destrucción y la muerte asegura que los periodistas nunca deben ser los protagonistas de la actividad que desarrollan. «La pregunta es cómo afecta a los civiles. Nosotros no podemos ser protagonistas y esto quiero subrayarlo, porque algunos se empeñan en darnos un protagonismo que no nos corresponde. El libro se ha hecho sobre ellas porque no había nada escrito al respecto y se trataba de poner cara a gente que en la mayoría de los casos es desconocida para la audiencia. Olga Rodríguez sí es conocida y además es leonesa, cubrió la II Guerra del Golfo para la Cadena Ser y todo el mundo la conoce. Pero de las 34 que aparecen en el libro no todas tienen la popularidad de la reportera leonesa».Sobre la incidencia personal, Ana del Paso considera que vivir ese tipo de experiencias «te hace más humano. Ves cosas muy duras y entonces relativizas mucho todas las cosas que te sobran cuando vuelves a casa. Luego, las discusiones políticas también las relativizas mucho porque hay otros problemas mucho más serios en el mundo que tienen que ver con la vida de la gente», sostiene la autora de ‘Reporteras españolas, testigos de guerra’, un proyecto editorial que quiere ampliar a las compañeras internacionales. «Curiosamente lo que dices es muy gracioso porque era al revés. Yo vivía en Washington y tenía los testimonios de las anglosajonas y francesas que vivían allí. Cuando me vine a España quería completarlo con españolas, y mi sorpresa fue descubrir que no había nada publicado sobre ellas. Tomé entonces la decisión de hacer un primer libro monográfico sobre las reporteras españolas», reconoce Del Paso, que tiene previsto retomar el proyecto primitivo, entre otras razones, «porque me lo demandan. ‘¿Qué hay de lo nuestro?’, me dicen, y tienen razón porque han visto el libro, a algunas se lo he mandado y otras lo han visto por Internet o lo han comprado por Amazon. Entonces ahora estoy en deuda con ellas. No será tan impactante pero pienso que es bonito juntarlas a todas porque es un trabajo magnífico el que realizan».

Preguntada por la reportera de guerra a la que siempre ha admirado, Ana del Paso no duda en mencionar el nombre de la donostiarra Teresa de Escoriaza. «Primero porque se lió la manta a la cabeza y se fue a vivir a Nueva York. Como no ganaba lo suficiente para trabajar como corresponsal de periódicos españoles se hizo profesora de español. Segundo porque fue con Carmen de Burgos ‘Colombine’ una de las primeras corresponsales de guerra españolas que cubrieron la guerra de Marruecos. Hizo tan bien su trabajo que cuando volvió a la Península sus compañeros le hicieron una comida homenaje y le escribieron un poema. Y tercero, fue la pionera en trabajar en radio. Cuando apareció la radio ella fue la primera en utilizar este medio para comunicarse. Luego fue muy utilizada, entre otras, por Emilia Pardo Bazán».
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