"Aprea y Soriano son nombres que impresionan en el mundo de la música"

La concejala de Acción y Promoción Cultural del Ayuntamiento de León, Evelia Fernández, ejerció de anfitriona en la presentación del XVI Curso para Pianistas, Directores y Joven Orquesta Leonesa (JOL) que este lunes tuvo su presentación oficial en el Salón de los Reyes del Consistorio de San Marcelo y que contó con la presencia de la presidenta de la Fundación Eutherpe, Margarita Morais, de los maestros Bruno Aprea y Joaquín Soriano, y de dos alumnos matriculados en los cursos de directores y pianistas, Celia Llácer y Carlos Santo, respectivamente.

Evelia Fernández fue la primera en tomar la palabra para recordar que en su anterior etapa de concejal tuvo la oportunidad de asistir al nacimiento de este curso que acaba de cumplir dieciséis ediciones ininterrumpidas, «algunas de ellas teniendo que sortear no pocas dificultades», se encargó de matizar la presidenta de Eutherpe. «Fue muy emocionante ver cómo una mujer que llevaba cuatro años con una Fundación estaba revolucionando la ciudad con sus iniciativas musicales y nos trajo a los más grandes a impartir estos cursos, en aquel momento los maestros Joaquín Achúcarro y Bruno Aprea, quien ha demostrado su fidelidad a León durante todo este tiempo compartiendo desde hace algunos años la dirección con Joaquín Soriano», recordó Fernández, que también se refirió a la Joven Orquesta Leonesa, el tercer pilar de un proyecto que ha situado a León en el mapa internacional y por el que han desfilado alumnos de todo el mundo.

Una experiencia magnífica que trata de aunar de algún modo el trabajo de jóvenes directores y pianistas junto con la orquesta con la finalidad de que todos salgamos enriquecidos  Margarita Morais tuvo comentarios elogiosos hacia Aprea y Soriano, «dos nombres que impresionan en el mundo de la música», recordando que el ideólogo del curso internacional fue el maestro Bruno Aprea y que esta convocatoria se ha convertido en una cita de gran trascendencia para la formación musical de los jóvenes pianistas, directores de orquesta e instrumentistas.

El curso, que se desarrolla del 1 al 8 de septiembre con dos conciertos de clausura los días 7 y 8 en el Auditorio Ciudad de León con un programa monográfico dedicado a Beethoven, ha permitido al maestro Aprea comprobar el talento y el entusiasmo que distinguen a la casi treintena de alumnos matriculados en las dos categorías de piano y dirección de orquesta, mostrándose igualmente de orgulloso de poder contar con una formación como la Joven Orquesta Leonesa, «un grupo de jóvenes entusiastas que se reúnen en torno a la música con la intención de aprender y de ayudar a los directores y pianistas matriculados en el curso», señaló Aprea, quien cedió la palabra a su compañero, Joaquín Soriano, que señaló que a diferencia de los concursos internacionales de los que ha sido jurado y donde los participantes «se matan» por alcanzar un premio, en el curso que nos ocupa los jóvenes tienen como única recompensa «aprender y enriquecerse, incluso reconocer lo que no te gusta, porque en el aprendizaje es muy importante descubrir lo que forma parte de ti, de tus principios, y lo que, de todas formas, al ver cosas distintas, rechazarías. Nuestro deber, quizás, es dar lo más posible e intentar que los alumnos puedan descubrir dentro de sí, de su forma de ser, de su forma de comprender la música», destacó Soriano.

También estuvieron presentes, en representación de los alumnos matriculados, la joven directora de orquesta Celia Llácer y el joven pianista Carlos Santo, llegados de Valencia y Alicante, respectivamente. En el caso de la primera mencionada es su segunda participación en el curso de León y considera que se trata de «una experiencia magnífica que trata de aunar de algún modo el trabajo de jóvenes directores y pianistas junto con la orquesta con la finalidad de que todos salgamos enriquecidos con las enseñanzas de los dos maestros», argumentó Llácer.

Por su parte, Carlos Santo ha tenido ocasión de tocar enLeón invitado por la Fundación Eutherpe y destaca sobre todo «el maravilloso trato personal de los maestros Aprea y Soriano».