El Aprisco de Redipuertas: una casa de comidas en la que la comida es casera de verdad

El restaurante cumple 18 años en la localidad leonesa apostando por la calidad, la tradición y los productos de proximidad

01/02/2025
 Actualizado a 01/02/2025
Algunas propuestas gastronómicas de El Aprisco de Redipuertas.
Algunas propuestas gastronómicas de El Aprisco de Redipuertas.

Cierto que en el alto Curueño todo sabe bien. El paisaje, picos nevados que recortan todos los horizontes y un río que serpentea hacia las Hoces de Valdeteja, ha seducido a todo tipo de viajeros, incluidos algunos de nuestros mejores escritores. Pero si, además, en un entorno como el de la localidad de Redipuertas uno atraviesa la puerta del restaurante El Aprisco, puede ponerse delante de la carta y elegir un plato tapándose los ojos, porque acierta seguro.

Es una casa de comidas caseras de verdad, una casa de comidas de las que ya no quedan. A los dueños les gusta que se reserve (627 98 70 24) y que el cliente coma sin prisa. Si algo ha caracterizado los 18 años que llevan abiertos al público (todos los días a la hora de las comidas, salvo los viernes) es su apuesta por la calidad, por conservar la tradición y por los productos de proximidad. Algunos, de hecho, son tan próximos que pastan por los alrededores, donde se pueden hacer fascinantes rutas perfectamente señalizadas (es el caso de las cascadas del río Faro) e infinitas sin marcar. Esa apuesta por la calidad ha quedado sobradamente demostrada no sólo en el día a día, sino también en las jornadas gastronómicas que organizan cada otoño dedicadas a las setas y la caza y cada primavera dedicadas a la seta de San Jorge (12 ediciones ya), además de los numerosos eventos privados que organizan a lo largo del año.

En El Aprisco se pueden encontrar platos muy originales y se puede decir que no tienen una sola especialidad, pero sin duda dominan el cordero asado y los platos de cuchara, esos guisos que ya no se encuentran en casi ninguna parte y que a más de uno le abrirán no sólo el apetito, sino también alguna puerta de la memoria. La trucha con escabeche caliente no nadaría por Curueño, pero hace saltar las lágrimas.

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