El jazz constituye una de las órbitas sobre las que gravita la trayectoria de Aurora Arteaga, pero no es un género exclusivo para ella dada su vocación abierta y su afán por sumirse en toda clase de experiencias musicales y abrazar un ramillete amplio de texturas sonoras que le permitan aventurarse en viajes por culturas tales como la afroperuana o la brasileña, por citar algunas. Hay muchas tierras en Aurora Arteaga. No sólo Madrid sino también las de sus padres y antepasados (la Castilla de siempre, el País Vasco...) y las que la acogieron o por las que simplemente pasó. Ese mar de influencias insisten decisivamente en su música, la que canta, la que compone, la que hace...
La variedad presidirá un concierto que alternará temas clásicos con otros de creación propia "La improvisación es una forma de crear en el momento. En muchos momento, es la forma de expresión más libre, más genuina. Supone convertir lo que está pasando por tu cabeza en música, en sonidos". Así se expresa ella a propósito de los muchos alicientes que le ofrece el jazz y la música improvisada, gracias a la cual estrecha momentos íntimos y cómplices con el espectador. "Por supuesto, hay una parte técnica que hay que conocer, pero sobre todo hay una parte más espiritual que se conecta con algo y permite compartir la energía que surge con los demás. El jazz es una música muy abierta que se abre a la innovación. Es importante conocer la tradición para hacer algo nuevo. Hay que aprovechar que el jazz es un estilo muy abierto porque es la música que puede contener cualquier música".
Aurora Arteaga es una de esas almas inquietas que necesitan de la actividad. Ahí están esos proyectos que abandera gracias a los cuales su trayectoria se inunda de contenido y de aliciente. Uno de ellos, su cuarteto de jazz, es el que participará mañana a las 22:30 horas en el festival de jazz de Cerezales del Condado. Ella liderará una formación que, integrada por el pianista Miguel Ángel López, el baterista Daniel García Bruno y el contrabajista Pablo Navarro, hará frente a un repertorio presidido la variedad en el que Aurora encarará temas muy arraigados en la tradición, así como otros más próximos a ese estilo que ella defiende, que huye de imposiciones, rutinas y corsés y que nace de su propia inspiración como compositora. Su concepción del liderazgo es absolutamente flexible. "Yo formo parte de un equipo en el que intervienen dos procesos: el que se inicia cuando tú propones una cosa y lo compartes con los demás para trasladarlo a la acción y el contrario, cuando los demás hacen sus propias propuestas. Me gusta dejar las cosas un poco abiertas para que los demás puedan también jugar con ellas". El cuarteto es una parte más en la oferta musical que propone Aurora Arteaga y que, al cabo del tiempo, le ha permitido colaborar con guitarristas con Jorge Abadías o Eric Kurimski (los dúos con guitarra son sus favoritos y en su caracterización ha imprimido gran interés) y desarrollar diferentes proyectos, como el que le une a la pianista Mina Yu o el de contenido afrocubano que cuida con especial deleite, entre otros, o establecer variadas colaboraciones, como la que ha sostenido con el pianista Joshua Edelman, que cristalizó con su participación en la grabación del disco ‘Manhattan Bilbao Jazz-Zubia’.
Una ciudad mágica
Nueva York constituye uno de los momentos esenciales de su vida. Es una ciudad que se le ha quedado grabada a fuego y que ha sublimado y enriquecido su personalidad. Algunas de sus canciones, de marcado carácter autobiográfico y condición evocadora, así lo testimonian. "La música tiene que servir también para eso: para contar historias y dar cuenta de algunas cosas que te han pasado". Fueron dos años los que allí permaneció y aún hoy, ya establecida nuevamente en España, la huella que le dejó la ciudad permanece (permanecerá para siempre) inalterable y no hay tiempo que acabe con su recuerdo. "Nueva York ha supuesto mucho para mí. Una ciudad tan intensa y a veces tan alocada te deja marca obligatoriamente", insiste. Y son muchas las vivencias que se le acumulan. Muchos los instantes que ha saboreado y abrazado. La música y la vida se hicieron una. Allí se formó, allí cantó, allí hizo amigos, allí oteó nuevos horizontes, allí paladeó con especial devoción el placer de vivir. Allí volverá. "El regreso a España fue muy duro", confiesa pero pronto lijó las aristas del retorno y comenzó a disfrutar de una nueva etapa en su vida que le ha permitido reencontrarse con su gente y seguir aplicándose en su trabajo. "Tengo clara mi vocación, que es la música. Ahora mismo no corren tiempos fáciles. Sin embargo, si uno persiste, si uno tiene claro lo que quiere, acabará siendo valorado".
No corren tiempos fáciles, pero si uno persiste, si tiene claro lo que quiere, acabará siendo valorado Aurora Arteaga se mueve en la música como pez en el agua. Su vida y su ejercicio artístico sólo se entienden juntos, integradas, caminando de la mano... "Es un reflejo lo uno de lo otro", concluye. Es músico a tiempo completo. Oficiando como compositora se somete a los vaivenes de oficio tan imprevisible. "Unas veces la cosa te sale de golpe, sin problema alguno; otras cuesta bastante más". Su nivel de autoexigencia es alto, "y más después de estar en Nueva York», algo de lo que se beneficia su trabajo creativo. «Si quiero hacer algo con mi música, tengo que emplearme a fondo". Precisamente, por ello, por esa llamada al orden y la perfección, no ha sacado aún su primer disco. Material le sobra, pero aún ha de pulir los muchos detalles a los queda obligada una grabación de calidad, entre ellos el de la financiación. Sólo tiene clara una cosa: será en Nueva York.