Como homenaje a México en el Día de Muertos, Cines Van Gogh recupera una de las producciones de ballet más espectaculares de la década: ‘Como agua para chocolate’, la adaptación de la compañía de Covent Garden de la novela de 1989 de Laura Esquivel, traducida a más de 30 idiomas y llevada al cine en 1992 por Alfonso Arau. Esta saga de realismo mágico sigue las desventuras de Tita, su amor imposible por Pedro y su turbulenta relación con su madre y sus hermanas; una historia universal sobre la vida, la muerte y las pasiones. Pero su principal seña de identidad es el amor por la cocina: cada capítulo se titula como una receta típica de la gastronomía mexicana. Y la protagonista, cocinera, vuelca en sus platos las emociones que no puede confesar (que provocan efectos asombrosos en quienes los prueban).
Los cines retransmiten el jueves 2 de noviembre este montaje, que ya se pudo ver a principios de año. De la coreografía se encarga el británico Christopher Wheeldon (1973), protegido de MacMillan. En su tercer trabajo de larga duración (tras los narrativos 'Cuento de invierno' y 'Alicia en el País de las Maravillas'), supera el reto de condensar un argumento muy complejo, que estructura en números grupales propios de Broadway y pas de deux imaginativos. Tanto la estructura como el vocabulario son clásicos, pero también hay espacio para la transgresión: una danza ecléctica en la que caben pasos del folclore, del tango, el zapateo, el teatro musical…
La crítica ha elogiado su energía, su ritmo y el virtuosismo de los solos y números grupales, como la fiesta y la boda. Capítulo aparte merecen los decorados del prestigioso Bob Crowley, que deja estampas muy pictóricas. Se ha inspirado en las casas de Luis Barragán, primer arquitecto latino galardonado con el Pritzker. Para el vestuario, se ha ceñido a la moda de 1910, la época de la Revolución mexicana, en la que Esquivel ambientaba la trama. El escenógrafo estadounidense, premiado por su ‘Mary Poppins’ (2007), se apoya en el uso de la luz y las proyecciones. La música original de Joby Talbot, de aire folclórico, incorpora instrumentos tradicionales como la guitarra o la ocarina. Lo asesora la directora mexicana Alondra de la Parra, quien a su vez lleva la batuta.
En el elenco, estrellas como la inglesa Francesca Hayward (1992), premiada solista que empieza a despuntar también en el cine, con la superproducción ‘Cats’; el portugués Marcelino Sambé (1994), segundo bailarín negro (tras Carlos Acosta) que asciende al plantel principal de la compañía, y la madrileña Laura Morera (1977).