Barenboim se despide de Berlín con ‘Don Giovanni’

Cines Van Gogh retransmite este jueves una versión moderna de la ópera de Mozart, protagonizada por Michael Volle, Elsa Dreisig y la española Serena Sáenz, con dirección escénica del francés Vincent Huguet

Javier Heras
09/05/2024
 Actualizado a 09/05/2024
Una imagen del moderno ‘Don Giovanni’ de Mozart que se exhibe en Cines Van Gogh. | ÓPERA ESTATAL DE BERLÍN
Una imagen del moderno ‘Don Giovanni’ de Mozart que se exhibe en Cines Van Gogh. | ÓPERA ESTATAL DE BERLÍN

La primera ópera que Daniel Barenboim dirigió en toda su carrera fue ‘Don Giovanni’, en 1973 en Edimburgo. Medio siglo después, en la primavera de 2022, se despedía con este mismo título de la Staatskapelle Berlin, la orquesta que comandaba desde hacía tres décadas. Antes de renunciar al puesto debido a una enfermedad neurológica, el octogenario argentino-israelí (1942) completaba la trilogía de Mozart y Da Ponte junto a Vincent Huguet (1976, Montpellier).


El regista francés se dio a conocer como historiador y crítico de arte hasta que en 2008 empezó a trabajar junto a Patrice Chéreau, de quien fue ayudante en media docena de obras. Tras colaborar con otros maestros de la escena como Ivo Van Hove o Peter Sellars, debutó como director en 2012 con ‘Lakmé’; desde entonces, ha cosechado grandes críticas con su ‘Manon’ (París, 2020) y con ‘La mujer sin sombra’ (Viena, 2019). 


Cines Van Gogh retransmite este  jueves a las 20:00 horas desde Berlín un apasionante ‘Don Giovanni’. La propuesta de Huguet cambia el orden en que el compositor austriaco estrenó las óperas: arranca con la última, ‘Così fan tutte’ (1790), situada en los años 70 de la era hippy, puesto que su argumento trata del amor y la juventud; continúa con ‘Las bodas de Fígaro’ (1786), ya en los 80 y 90, al girar en torno al matrimonio, el adulterio o la crisis de mediana edad; y culmina en nuestra actualidad con un decadente ‘Don Juan’, que en la vejez (barba de tres días, camisa arrugada, zapatillas deportivas) duda de sus capacidades de seducción.


El protagonista es aquí un fotógrafo del mundo de la moda que usa su posición de poder para aprovecharse de las mujeres; en un muro desnudo de hormigón se proyecta la imagen de todas las víctimas a las que engañó con sus promesas de fama, en un guiño al movimiento #MeToo. También hay alusiones a Tinder y otras aplicaciones para ligar. Con el nuevo montaje de Huguet, la Ópera Estatal de Berlín reemplaza el ‘Don Giovanni’ que allá por 2011 había ideado Claus Guth, situado en un bosque oscuro. 

 

cartel
Cartel de la ópera de Mozart.

El rol titular recae en el alemán Michael Volle (1960), uno de los barítonos más versátiles de este siglo. Ha encarnado a Falstaff, Onegin, Wozzeck o Scarpia, aparte de todo el repertorio de Wagner (el Holandés, Amfortas, Tannhäuser, Wotan), en teatros como La Scala, París, Bayreuth o Salzburgo. La revista ‘Opernwelt’ lo nombró cantante del año en 2008 y 2014. En la piel de la inocente Zerlina, la soprano barcelonesa Serena Sáenz (1994), que debutó como Pamina en este mismo teatro, donde estudió y al cual pertenece como miembro de la Opera Studio. Primer premio en el concurso Caballé y elogiada por su frescura, fraseo y voz brillante, en 2021 causó furor en el Liceu cuando sustituyó a última hora a Nadine Sierra en ‘Lucia di Lammermoor’. 


Aun así, la estrella de la noche no puede ser otra que la franco-danesa Elsa Dreisig (1991), una Elvira perfecta en lo vocal y lo actoral. Ganadora de Operalia y consolidada mozartiana en Berlín o Salzburgo –donde deslumbró en 2021 con ‘Così’–, se ha atrevido recientemente con Anna Bolena en Ginebra y nada menos que con Salomé en Aix en Provence.


En su ‘dramma giocoso’, el genio de Salzburgo (1756-1791) acudió al arquetipo más influyente de toda la literatura española. En la trama, el libertino seductor asesina al Comendador después de intentar violar a su hija, y paga las consecuencias. Se estrenó en Praga en 1787, cuando su autor contaba 31 años. En plena madurez musical, aparte de sus deliciosas melodías, su sentido del equilibrio y su orquestación prodigiosa, se atrevió a todo: ya desde el inicio, tres voces de la misma tesitura (bajos) comparten escena. También empleó el metalenguaje: en la cena, la orquesta toca temas de óperas coetáneas de Vicente Martín i Soler o de Giuseppe Sarti. Aunque el momento más estremecedor es el desenlace, cuando la estatua del muerto se presenta para exigir justicia, y lo acompaña un acorde de séptima disminuida, trombones en fortísimo, golpes de timbal y cuerdas que emulan las llamas del infierno.


En este título, Mozart rompió la barrera entre los dos modelos de teatro, el ‘serio’ y el cómico. Al primero pertenecen figuras como el Comendador o Doña Anna, mientras que los alocados finales de acto nacen de la tradición bufa. Lo grave y lo humorístico se alternan con naturalidad, como en la vida misma. Sus protagonistas son humanos, vulnerables, llenos de matices: Leporello maldice a su señor, pero se deja «comprar» por él; y Elvira intenta redimirlo porque lo odia tanto como lo ama.

Archivado en
Lo más leído