Las fotografías de la exposición de Belén Sánchez, que presenta bajo el título ‘Lenguajes intercambiables’, son imágenes de calle, en esta ocasión diurnas y luminosas en las que la gente pasea distendidamente por entornos urbanos al lado del mar. Se trata de ciudades costeras y antes de comenzar su paseo urbano coloca un telón como inicio explicando: «un telón rojo separa el mundo real del mundo de la ficción. Antes de que se levante tímidamente se deja invadir por la anticipación y el misterio».
Una vez que el telón se ha levantado nos adentramos en las imágenes en las que presenta, como ella comenta: «un espacio mágico que se abre ante nosotros», y esa magia se llena de misterios con las fotos va descubriendo poco a poco esos lugares que como explica son: «un paréntesis donde el tiempo se detiene».
Esos lugares cargados de luz tienen presencias, a veces en el exterior, otras, por medio de detalles, en interiores, que Belén Sánchez ve así: «no hay dioses ni divinidades, sólo personajes suspendidos que exhiben, sin pudor su humanidad».
Todo ello al lado del mar con sus barcos y sus calles, por donde caminan o descansan los personajes que viven en ese lugar y comenta Belén: «El mundo es bello y los acoge entre escenas sencillas y relajadas», sus edificios y sus espectaculares construcciones presentada en las excelentes fotografías por Belén hacen que quien las contempla sea uno más de la obra que se puede contemplar en A Punto y por ello finaliza: «el espectador se convierte en protagonista, está frente a un espejo creando su propia historia... todo puede pasar».
A partir de las imágenes y con sus palabras, Belén Sánchez ha compuesto un poema a la Belleza, al Amor y a la Vida que se puede contar así:
«Un telón rojo separa el mundo real del mundo de la ficción. Antes de que se levante tímidamente, el espectador se deja invadir por la anticipación y el misterio.
Un espacio mágico se abre ante sus ojos.
Un paréntesis y el tiempo se detiene.
No hay dioses ni divinidades, solo personajes suspendidos que exhiben, sin pudor, su humanidad.
El mundo es bello y los acoge entre escenas sencillas y relajadas.
El espectador se convierte en protagonista, está frente a un espejo creando su propia historia.
Todo puede pasar».
Es un poema que describe su exposición de un modo sencillo y concreto como nos comenta. Y quien desee admirarla puede hacerlo en A Punto de la calle Serranos, bien directamente o a través de su escaparate.