El bonito con níscalos en salsa de tomate casera de Marcelo Ramón

Venimos observando que cuando unimos productos de calidad, con sabor y dignos de ser protagonistas por si mismo, podemos llegar a alcanzar la excelencia. No se trata de inventar, lo cual es muy difícil, se trata de obtener preparaciones que hagan felices a muchos.
Comenzamos sellando unos dados de bonito, limpio de pieles y espinas, en una sartén barnizada de aceite de oliva y fuego fuerte. Saltear, retirar y reservar.
En esa misma sartén, marcamos nuestra salsa casera de tomate, ‘ajín’ picado, cebolla en brounoise y pimiento verde también picado. Pochar bien y llega el momento de dar color y mucho sabor. Punta de pimentón de la Vera, cucharadina de carne de pimiento choricero, remover para que no se arrebate, mojar con un chorrín de vino blanco y de forma inmediata y a modo de salsa madre, unas cucharadas de una preparación anterior y reposada de salsa casera de tomate. Seguir removiendo y poner el tomate rallado o en daditos, según gusto particular. Dejar que empiece a consolidarse la salsa y para finalizar, ahora lo hago muchas veces, unos cherrys enteros y aromatizamos con una hojas de albahaca (puede ser seca). Rectificar de sal y pimienta y que se acabe de hacer a fuego lento. Es la ocasión de agregar los níscalos, partidos en tiras y los más peques enteros, que se casen todos los aromas y sabores.
Cuando tengamos la salsa, remataremos, poniendo el pescado reservado y si apetece (a mí, siempre) cascamos unos huevos. Tapadera y apagamos el fuego. El espectáculo es similar a un atardecer en el campo cuando el cielo se torna rojo... ¡¡¡increíble!!! Toque de lluvia primaveral de huerta y con nuestro perejil, finalizado. Pan, del que más nos guste, hasta que sobre.
Un godello de la DO Bierzo, Tilenus Godello, de Bodegas Estefanía, hace inconmensurable está propuesta de plato único y completo.
¡Tranca!