Botines, una 'joya' que está de aniversario

El inmueble ideado por Gaudí, uno de los atractivos turísticos de la ciudad de León, conmemora el 125 aniversario del inicio de sus obras en las que se emplearon apenas diez meses

Ical
28/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Fachada principal del edificio ‘Casa Botines’ de León, diseñado y construído por el arquitecto español Antonio Gaudí. | ICAL
Fachada principal del edificio ‘Casa Botines’ de León, diseñado y construído por el arquitecto español Antonio Gaudí. | ICAL
Es, sin duda, uno de los referentes arquitectónicos de la ciudad de León y una de las pocas muestras que la obra de Gaudí dejó fuera de Cataluña. El conocido como edificio Botines, actual sede de la entidad EspañaDuero, empezó a construirse hace exactamente 125 años para albergar un negocio de compra y venta de valores y, más tarde, una empresa textil. Esta edificación de Gaudí corresponde a la primera etapa de su obra constructiva, un momento en el que, con apenas 40 años, el constructor catalán buscaba alcanzar una identidad propia a la vez que un concepto moderno de la arquitectura, algo que se plasma tanto en este edificio como en su otra obra en la provincia, el Palacio Episcopal de Astorga.

Pese a su juventud en el momento en el que recibió el encargo, en su haber profesional ya contaba con otras obras importantes como el Palacio Güell y el propio Palacio Episcopal de la capital maragata, entre otras muchas, tales como la Casa Vicens, y dos villas de veraneo en Comillas y en Gràcia, entre otras.

El origen del nombre de este edificio no está totalmente claro y de hecho no se tiene constancia de que se le conociera como Casa Botines en la época en la que se construyó. Se estima que se debe a una degeneración del apellido de Joan Homs Botinàs, catalán fundador del negocio textil que proseguirían Simón Fernández y Mariano Andrés, que fueron los propietarios y quienes encargaron a Gaudí la construcción del edificio, todo hace indicar que por recomendación del financiero Eusebi Güell, de quien eran clientes.La titularidad del solar provocó importantes problemas. El Ayuntamiento de León se opuso a la posesión de los terrenos por parte de don Simón Fernández y Fernández, y don Mariano Andrés que se los adquirieron al señor duque de Uceda y sus hermanas. Esa oposición condujo a la interposición de una denuncia por parte de los compradores, y el Juzgado de Primera Instancia de León reconoció para ambos demandantes el dominio de los solares.Tras este fallo, el Ayuntamiento de León apeló ante la Audiencia de Valladolid, que ratificó la pertenencia de estos terrenos de pleno dominio. En mayo de 1891 se condenó al Consistorio leonés a dejar el solar a la libre disposición de los demandantes y en diciembre de ese mismo año el Ayuntamiento dio luz verde a los planos de la casa que Mariano Andrés y los herederos de Simón Fernández, -que había muerto unos meses antes- habían encargado, así como a la ejecución de las obras, que se iniciaron apenas unos días más tarde con los trabajos de excavación en la plaza de San Marcelo.A principios del siglo XX, Mariano Andrés compró la mitad de la casa a los herederos de Simón Fernández, pero, con motivo de su fallecimiento en 1911, la mitad de la vivienda pasó a su viuda y la otra mitad a los dos hijos del matrimonio. En 1929, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León acordó adquirir a la viuda e hijos de Mariano Andrés la finca de la plaza de San Marcelo por importe de 750.000 pesetas, un inmueble que dos años más tarde se convertiría en la sede social de la entidad.

La obra de Gaudí

Uno de los aspectos más llamativos del proceso constructivo de este edificio es que se llevó a cabo en apenas diez meses. Para su construcción, Gaudí tuvo muy presente, como ocurría en todas sus obras en este periodo, las características urbanas del entorno, en un lugar próximo a edificios emblemáticos. Por ello, la cercanía de 'joyas' como la catedral, San Isidoro, San Marcos y la propia muralla de la ciudad, fueron objeto de estudio por parte del arquitecto catalán para integrar perfectamente su nueva creación.

Haciendo gala de la funcionalidad que caracterizaba a Gaudí, pensó en construir un edificio dividido en dos partes: la planta baja y semisótano destinadas a uso comercial y las cuatro alturas superiores para viviendas, tanto de los propietarios -en el piso principal- como para otras de alquiler -con cuatro viviendas en cada una de las alturas-. El invierno de 1891 se recopilaron los materiales para el proceso constructivo y en la primavera del año siguiente se empezó a trabajar, dando por finalizadas las obras diez meses más tarde.

Combinando innovación con funcionalidad, Gaudí sorprendió con el uso de su técnica constructiva, basada en el método de las zanjas corridas rellenas de mampostería hormigonada, tradicionalmente utilizada en Cataluña, lo que levantó algunos recelos. Eso y el hecho de que el arquitecto catalán trajera a su equipo de confianza en lugar de contar con personal de la zona, algo que no gustó demasiado, aunque a Gaudí le gustaba trabajar con sus colaboradores, independientemente del área al que se dedicaran, y muchos de ellos le acompañaron durante toda su trayectoria.

Un edificio moderno

En el momento de su construcción, el edificio se presentaba como una edificación moderna en la ciudad, donde no se pasaron por alto las similitudes de la Casa Botines con las fortalezas, con elementos como su foso exterior, que fue pensado por Gaudí como una manera de iluminar el semisótano y, al mismo tiempo, resaltar la horizontalidad del edificio. Pero otros elementos que evidencian esa similitud son los torreones con los que el arquitecto catalán remató cada una de las esquinas del edificio.

Cabe poner de relieve otros elementos arquitectónicos como las ventanas, de inspiración gótica, y donde aplica uno de los tres pilares del estilo constructivo de Gaudí, como es la luz, y a los que suma también el aislamiento y la ventilación. De hecho, aumenta el tamaño de los vanos a medida que se desciende de nivel, siempre buscando la receptividad de claridad en el edificio.

La forja también dio un carácter diferenciador al edificio de Gaudí, con una verja exterior que recorre todo el edificio y que se desarrolló en los talleres Nessler Raviada y Cía de Gijón, mientras que el artesano leonés Bernardo Valero se encargó de la reja de las ventanas del sótano. Pero si algo destaca de este material es también la puerta de entrada del edificio, en el que se aprecia un león con la boca abierta en medio de motivos vegetales.

Antiguamente era tradición situar en la entrada principal escudos o santos, de ahí que Gaudí se decantara por una imagen de San Jorge lanceando al dragón, una figura del también catalán Llorenç Matamala. Curiosamente, en el año 1950, cuando se retiró la escultura para su recuperación dado el mal estado de la piedra, se localizó dentro de su pedestal un tubo en el que se hallaban planos firmados por Gaudí y los propietarios, prensa de la época o manuscritos relacionados con la propiedad del edificio.

Remodelaciones

Tras la adquisición del inmueble, el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León acometió una remodelación en el año 1931, con el fin de trasladar a la Casa Botines su sede central, y aunque no se cambió la estructura interior del edificio, sí se llevaron a cabo pequeñas obras. En 1953 tuvo lugar otra reforma a cargo de la, por entonces, denominada Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, que encargó al arquitecto Luis Aparicio Guisasola la modenización y consolidación de varias de las plantas del inmueble.

La última de las remodelaciones, y quizá la más intensa, fue la que se produjo entre los años 1994 y 1996, en la que se llevó a cabo la consolidación del edificio, el acondicionamiento de la sala semisótano para actos públicos y exposiciones, el restablecimiento de la planta baja tal y como fue concebida originariamente o la revitalización de las demás plantas para oficinas, entre otras.
Lo más leído