‘Teseo en llamas’
Beatriz Alcaná
Ediciones del Viento
XXVII Premio de Novela ‘Ciudad de Salamanca’
274 páginas
20,00 euros
Lo he dicho más veces, estoy firmemente convencido de que hay libros que eligen a sus lectores, libros mágicos o malditos –¿quién sabe?– que nos embrujan nada más empezar a leerlos.
En mi caso, bastó con desbrozar el comienzo de apariencia un tanto folletinesca de esta novela para enredarme en la espiral de su hechizo: «Quién fuera yo es lo de menos. No era nadie. No era nada. Pero estaba a punto de entrometerme en las vidas de otras personas. Esas vidas fueron todas miserables. Y aun así la historia que importa es la suya. La mía no vale nada. Pero la suya, la de ellos… Esa historia es increíble».
Aunque, para ser sincero, ya me habían cautivado antes el título flamígero, su melancólica portada en escala de grises, su índice insinuante, y una esquela mortuoria previa a la narración y presuntamente reveladora de que todo lo que estaba por venir había de resolverse con un desenlace incendiario.
Pero desde el principio la autora emergente, habilidosa sin embargo como la más consagrada de las novelistas, me llevó por donde quiso, a base de pistas falsas, de propuestas escurridizas, de señuelos aparentemente irrevocables que luego conducían por otros caminos. Unos caminos donde presente y pasado, realidad y ficción, mitología y conjuros brujos se entrelazan y mezclan voces de ahora, de ayer y de ultratumba.
Como buena creadora de ficción, es mentirosa la bejarana Beatriz Alcaná desde su propio apellido de guerra y, para seguirle el juego, es artera su protagonista cuando dice que no es nadie, ni nada importa su vida, por mucho que esa nadería quizás acabe indultándola en un final sangriento y rocambolesco que no voy a destripar ahora ni luego. Porque Berta, con sus diecinueve años a cuestas cuando llega al Madrid de mitad del siglo veinte, mecido por la posguerra y encorsetado por el régimen franquista, se convierte en una incomparable narradora en primera persona de situaciones y de emociones, de suposiciones e insinuaciones, de descubrimientos y de sugerencias. Una narradora que sabe ver a través de los cuerpos y descifrar las personalidades del resto de personajes, sus aparentes lozanías y sus misérrimas autenticidades.
Pero como si fuera una consumada amazona, su creadora tira de las riendas cada vez que Berta va a desvelar un hallazgo y nos deja con las ganas, trasladándonos en un viaje en el tiempo hacia la Cuba beligerante y decimonónica que terminamos perdiendo tras una contienda de continuo desgaste que no podíamos ganar. En ese momento, un narrador omnisciente en la voz más lejana nos sitúa en una época y unos parajes descritos con ese magisterio que ponía Salgari en sus descripciones armamentísticas y vegetales ubicadas en las más remotas cartografías.
Egeo, Antíope, Hipólito, Fedra, Teseo se alternan en una distancia cada vez más menguante con la actualidad que Berta nos refiere a quemarropa, hasta que lo remoto esprinta para alcanzar la actualidad y ponerse a la par con ella, arrastrando unas consecuencias que le dan por fin ese aire gótico y terrorífico a un argumento que hasta entonces discurría por los cauces de la narración de regusto clásico, con una prosa elegante, unas descripciones convincentes, unos diálogos apropiados, y unos alardes eruditos en materias botánicas, míticas, históricas y farmacéuticas, propias de alguien que acumula muchas horas de vuelo lector entre sus alas.
Asegura el texto de la contraportada que ‘Teseo en llamas’ recuerda a los mejores Mary Shelley y Bram Stoker. Habrán ustedes de perdonarme, pero no he leído, ni tengo la menor intención de hacerlo, ‘Frankenstein’ ni ‘Drácula’. Me da mucha pereza sumirme en el género gótico y ponerme a tiritar con dramones de terror. Quizás esa parte de la novela ganadora de la XXVII edición del premio de novela ‘Ciudad de Salamanca’ sea la que me produzca cierta pereza lectora. Prefiero quedarme con la mayor parte del relato que me recuerda al mejor Ruiz Zafón de ‘Marina’ o de ‘La sombra del viento’ o a mi indispensable y fundamental Stefan Zweig, de ‘Carta de una desconocida’ o ‘Veinticuatro horas de la vida de una mujer’.
No obstante, abundan en la novela el misterio, el tenebrismo, la oscuridad, las habitaciones prohibidas, los desvanes clausurados, los baúles herméticos, los libros obscenos que se vuelven obsesivos, los diarios esclarecedores que ayudan a colocar todas las piezas del puzle en su lugar. Y la vileza humana adobada de sus instintos más abyectos. Y el miedo a los recuerdos, a la vida y a la muerte, y al amor, que puede llevar a un hombre o a una mujer a convertirse en un monstruo capaz de cometer las atrocidades más inimaginables.
Y, por si no fueran aditamentos suficientes, el destino también hace de las suyas y se pone de su parte una investigación que se escapa de lo científico para entroncar con lo paranormal. Con aquello para lo que la razón humana no está preparada y carece de respuestas.
Con todos estos ingredientes, Beatriz Alcaná construye una novela consistente, sólida, amena, temperamental y esperanzadora, espléndidamente esperanzadora. Bien saben ustedes que clamo en vano buscando sangre que refresque y renueve la especie de los narradores de esta tierra, y que raramente encuentro un manantial vivificador. Sin embargo, tras leer, engancharme y dejarme seducir de una manera apasionada por esta obra, creo que la autora salmantina nos ofrece motivos sobrados para seguir apostando por un porvenir salutífero para la literatura con nuestra denominación de origen que está por venir.
Con ‘Teseo en llamas’, con su escala de grises (casi negros en ocasiones), Beatriz Alcaná tapiza de brotes verdes el panorama literario actual. Eso sí, como les decía al principio, no se fíen ni un instante de lo que proclama la mitología clásica ni de lo que sugieren las pistas con las que la escritora va regando el terreno. Quizás, en lugar de incendios, al final descubran que el asesino o la asesina que se esconde en la penumbra es quien menos se esperan. Pero, para entonces, ustedes, como yo, ya estarán envenenados de satisfacción.