El buen vasallo y aquel Cid

Por Marta Prieto

21/10/2024
 Actualizado a 21/10/2024
Francisco Narla
Francisco Narla

Hablar sobre Francisco Narla es hacerlo sobre un joven escritor de novela que ha encontrado su espacio en el género de la novela histórica en el que hay que encuadrar sus obras anteriores. Entre estas pueden citarse, por una u otra razón, Assur, Donde aúllan las colinas, El celta que desafió a Roma o Laín, el bastardo, obra por la que en 2018 recibió el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas. Como no podía ser de otra manera, también se inscribe en este género 'El buen vasallo' que llega precisamente en estos días a las librerías de la mano del sello Grijalbo y ha traído estos días a su autor a nuestra ciudad en el marco de la promoción del libro. Se trata de una obra densa y extensa de más de 700 páginas cuyo título hace pensar sin remedio en el famoso y controvertido verso vigésimo de El Cantar de Mío Cid que antes -no sé ahora- aprendíamos de niños mientras tratábamos de hacernos con palabras como hemistiquio o cesura: “¡Dios, que buen vasallo si oviesse buen señor!”. No se habrá equivocado el lector en ese recuerdo porque la novela nos presenta una historia cuyos protagonistas, de alguna manera confrontados, son precisamente Rodrígo Díaz de Vivar y su hijo Diego, del que poco o nada se sabe porque las crónicas históricas apenas lo citan salvo para anotar que murió en Consuegra luchando a la cabeza de un centenar de hombres frente a los almorávides con el rey Alfonso VI. De hecho, muchos lectores hasta se asombrarán de la existencia de este hijo del Cid porque la mayoría nos quedamos con una inexistentes doña Elvira y doña Sol afrentadas en Corpes por aquellos felones condes de Carrión. 

Conviene no perder de vista que las novelas históricas, como esta, son literatura. Por mucho que sus autores sean capaces de recrear, admirablemente en muchos casos, espacios y entornos de épocas pretéritas. Por mucho que los personajes sean reales o sean históricos los acontecimientos a que remiten.  Solo así se podrá entender El buen vasallo, que no pretende explicar ningún acontecimiento histórico (¿Qué hacía Diego Ruiz en Consuegra? ¿Qué hacía junto a Alfonso VI? ¿Qué hacía junto al conde de Nájera?), sino hacernos disfrutar de una buena narración por la que discurren personajes, algunos de curiosos apodos, vistos en dos tiempos distintos: 1097 y 1102. El autor los ha imaginado para los lectores de manera subjetiva: hay una pintura amable y elogiosa de Jimena en todos los contextos. Un Cid sagaz, inteligente y perspicaz pero también cruel y enfermo. Un Diego Ruiz que desea amar y comprender al padre. Un médico judío cordial, afectuoso y culto cuyo hijo adoptivo, Galín, se convierte en el gran amigo de Diego. Y un retrato áspero y crudo del rey Alfonso, que llega a parecer incluso ingrato e indigno, hechizado por la mora Zaida. Muchos son los personajes bien dibujados y caracterizados que aparecen en los episodios de la novela. Episodios que a mí me recuerdan en algunas ocasiones las escenas de un guion cinematográfico y que permiten centrar de manera puntual el interés sobre un acontecimiento especial, una batalla, por ejemplo, a la que el autor se asoma con crudeza inusitada y un interesante despliegue sensorial. 

Por otra parte, resulta notable el modo en el que el autor ha conseguido huir de lo previsible y mantener el suspense casi hasta el final del libro obligando al lector a buscar la relación -no fácil- entre los episodios datados en 1097 y aquellos que ocurren en 1102 sin olvidar el que ocurre en 1088, en el que se producirá un encuentro muy importante para el discurrir de la narración. Y, desde luego, es brillante e inteligente el modo en que Francisco Narla da final a esta novela cerrando círculos muy elegantemente y dejando un regusto de satisfacción en el lector que no es fácil después de casi 700 páginas. Tras ellas, no deben dejar de leerse las tituladas por el autor “Cuaderno de notas”. Por si después de leída la novela, al lector le interesa conocer los acontecimientos históricos que están detrás de su obra, qué hay de real en ella o qué es puramente ficticio. He de confesar que yo dudé en si comenzar por ellas. No lo hice. Desde luego me hubiera equivocado. 

Francisco Narla presenta este lunes por la tarde su novela ‘El buen vasallo’, en el Nuevo Recreo Industrial a partir de las 19:00 horas, con entrada libre. 

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