Buenaventura-J Díez: "El placer es la causa y la finalidad de la poesía"

Buenaventura-J. Diez Aláez presenta este miércoles en el salón de actos delAyuntamiento su última publicación, que lleva por título ‘Libro de las ausencias’

12/12/2023
 Actualizado a 12/12/2023
Buenaventura J. Díez Aláez en una imagen antigua junto a su publicación de 2018, ‘Barrio y Oro. Memorias de Senduara’. | L.N.C.
Buenaventura J. Díez Aláez en una imagen antigua junto a su publicación de 2018, ‘Barrio y Oro. Memorias de Senduara’. | L.N.C.

Buenaventura-J. Diez Aláez, natural de Sahechores, es diplomado en Magisterio por la Universidad de León. Autor de ‘Barro y Oro. Memorias de Senduara’, publicado en 2018 por Piediciones, ha colaborado en revistas culturales como ‘Camparredonda’ y en la antología de autores ‘Pandemonium’ (2020 LapizCero ediciones) y ‘Ágora de la Poesía Diez años’ (2023 LapizCero ediciones), así como en actos poéticos como L’École poétique, el Ágora de la poesía y recitales varios. Este miércoles 13 de diciembre a partir de las 19:30 horas, acompañado por IsaMil9 y por Marcelo Tettamanti , presentará en el salón de actos del Ayuntamiento (entrada libre, por la calle Alfonso V, hata completar aforo) su última publicación, que lleva por título ‘El libro de las ausencias’, y que ha sido publicado por la eidtorial Aliar Ediciones. 

– ‘Libro de las ausencias’ es un libro pequeño – 70 páginas-, portada sencilla, escueta; el título y nombre del autor en letras negras, sin adornos, y en el centro una silla vacía...
– Ya en su momento felicité a Laura S. Ayuso por el diseño, reitero ahora y aquí la felicitación. Consiguió plasmar la esencia del libro, y la sinceridad del mensaje. Una silla humilde, sencilla, vacía, símbolo de la ausencia, que parece levitar mecida por unas hojas que brotan de su fragilidad, y asida al lienzo del presente por una sombra con raíz de monte y surcos. «Canto el pasar de unos hombres vulgares», dice un verso. Hombres y mujeres, mis ausencias, humildes, sencillos, vulgares.

– ¿Qué es ‘Libro de las ausencias’?
– Como dice la contraportada del libro, es un canto homenaje a los antepasados en un solo texto poemático, compuesto de fragmentos de variable tamaño en formato de versos y versículos, separados por períodos de silencio, también de amplitud variable, representada en la medida de los espacios en blanco. Diferentes actores en primera persona, dan cuenta de hechos, sentimientos, luchas, fiestas a pérdidas... la vida, su vida, la que les tocó vivir. También un narrador colectivo, en cuyo nombre acaso se habla.
    
– «Es imposible flotar en medio de las realidades», dice un verso. ¿Qué encierra esa expresión?
– La poesía, y considero que ‘Libro de las ausencias’ es netamente un libro de poesía, es, como dice el maestro Gamoneda, la creación de objetos de arte cuya materia es el lenguaje; y el lenguaje es básicamente oralidad, y la oralidad es una actividad física, y toda realidad física es percibida por los sentidos. Por tanto, parece claro que la composición poética es sentida antes que comprendida; o dicho de otra manera, las significaciones poéticas son sensibles antes que inteligibles. El placer es la causa y la finalidad de la poesía; luego vendrá, si viene, el conocimiento. En este caso concreto que me cita, la significación del discurso es lo que parece: las realidades anclan al presente, a la tierra, e impiden el vuelo de sueños, ilusiones y anhelos, si no se tiene en consideración las fuerzas con que se cuenta. El poema termina diciendo que «es más firme... el arrojar contra el muro los llantos... que fingir mirando al infinito la vuelta de lo habido».

POESIA1

– ¿Podría decirse que estamos ante una elegía?
– Se podría decir, pero no sería exacto: no hay lamento. La elegía es el canto de dolor por una pérdida o una muerte, elevado por quien la vive. En este caso se muestran hechos, circunstancias, realidades que constituyeron una etapa en la vida de los que las disfrutaron o sufrieron. No hay lamento por sus muertes, hay denuncia de sus vidas, y homenaje y reconocimiento. Podría hablarse también de que hubiera pinceladas propias de una égloga por la naturaleza, los bosques, el río, los ganados, el pastoreo. Pero no hay serenidad ni dulzura en esa labor; y habría que tomar como bucólicas las obligaciones, las fatigas... y al lobo. Todo tipo de lobo.

– En el Delantal, a modo de prólogo, dice: «Aproximo las palabras al reclinatorio del atrio para alborotar el jugo de las espigas en el pozo donde miran los gatos el arcoíris que conocen».
– Exacto. Cuando se evocan hechos pasados no se debe obviar el momento en que se produjeron ni las circunstancias que los rodeaban. Son hombres y mujeres nacidos en el primer tercio del siglo XX (los abuelos lógicamente antes). La religión y la servidumbre y el servilismo, reinaban, encontraron luz algunos derechos básicos, y, de repente, el golpe de estado de 1936 y posterior guerra. A la pobreza, a la miseria hubo que añadir más humillaciones y más privaciones. La denuncia de hechos debe ir acompañada, no de ira sino de resignación y adaptación para dar coherencia. «Considero los latigazos consuelo, mientras tolero monedas sin calidad», dice uno de los actores en un momento de reflexión e impotencia. En una situación así, cabría la rebeldía, pero es el junco el que aguanta el vendaval.

– Dedica el libro a sus padres, dice entre otras cosas: «Su silencio es presente». Y Emma...
– Sí, el silencio de los muertos es presente en los vivos. El recuerdo, su recuerdo es el que habla. Y Emma, con quien me casé y de cuya relación han nacido una hija y un hijo. He de decir que, habiendo sido concebido este canto-homenaje a los antepasados en 2014 y reescrito en numerosas ocasiones hasta ser lo que es, revolotea desde siempre, como extraviada, una ausencia, a ocurrir fuera de tiempo, prematura. La ausencia de Emma tiene su inicio en 2020, inesperada, prematura, fuera de tiempo. El vaho del subconsciente puede acarrear vetas de imposible e innecesaria definición.
 

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