Buscaron una mujer florero y encontraron a una rebelde y libre

María Sánchez Miñambres fue la primera mujer concejal de León en la dictadura de Primo de Rivera y la siguiente dictadura, la de Franco, la metió en la cárcel

12/01/2025
 Actualizado a 12/01/2025
María Sánchez Miñambres retratada por otro grande de la época. PEPE GRACIA
María Sánchez Miñambres retratada por otro grande de la época. PEPE GRACIA

María Sánchez Miñambres, ‘la coja de Marzanas’, que decían los leoneses de su época, fue uno de esos personajes fascinantes, llenos de contrastes e incluso paradojas, dignos de estudio y recuerdo, merecedores de ser inolvidables. Un detalle, el motivo por el que hizo historia fue el de haber sido la primera mujer concejal de España en una ciudad y también la primera del Ayuntamiento de León y ostentó este cargo ‘de la mano’ de la dictadura de Primo de Rivera. Tan solo una década después, otra dictadura de parecido signo, la de Franco, la metió en la cárcel. Lo que ha llevado a algunos historiadores, como el profesor Javier Rodríguez, a pensar que «seguramente buscaron a una mujer florero, en 1925, y se encontraron con una mujer libre, incluso rebelde».

Aquella elección no había sido democrática, en votación, sino realizada directamente por los representantes en León de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. El dictador había decidido darle cierta presencia a las mujeres —de determinadas características, por ejemplo que no fueran madres— y ahí pensaron en María Sánchez Miñambres, una mujer culta, colaboradora en las revistas de la época y amiga, por ejemplo, de Miguel Canseco, que fue el primera presidente de la Cultural y María la primera mujer socio de esta entidad que debe su curioso nombre precisamente a aquellos ‘aires nuevos’ que buscaba Primo de Rivera. Pedía el dictador que para ser elegido para cargos relevantes fueran gentes conocidas en sus ciudades por pertenecer o impulsar, por ejemplo, sociedades culturales o deportivas. Mejor ambas, debió pensar Canseco, y llamó al nuevo club Cultural y Deportiva...  

Se cumplirá en este año 2.025 un siglo de su elección para ser concejala de León. Conviene destacar que fue la primera concejala «de la ciudad» pues otra mujer leonesa, Felipa Piñero, fue elegida unos meses antes para el mismo cargo en el ayuntamiento de Villablino. Y mientras la leonesa tomo posesión el 18 de noviembre de 1925, la lacianiega lo había hecho exactamente cinco meses antes, el 18 de mayo. Y todavía unos meses antes, en octubre de 1.924, había sido elegida alcaldesa de un pueblo de Alicante otra mujer, Matilde Pérez

Le dejaron a la nueva concejala temas que parecían entonces «más femeninos», vinculados a la asistencia social o la educación y ahí ‘la Miñambres’ ya mostró su carácter —que parece ser que podía ser dura y dulce casi sin solución de continuidad— y las actas municipales recogen importantes actuaciones; por ejemplo, negándose al cierre de escuelas de niñas e impulsando la creación de nuevas aulas en lugares con problemas de escolarización. 

El apodo ya apuntado, ‘la coja de Marzanas’, nos lleva a una familia burguesa, de evidente poder económico pues el mote le viene de una caída que tuvo de su caballo practicando la equitación en la finca familiar, algo impensable en las familias de clase media de la ciudad.  Tampoco era nada habitual en ‘aquel León’ (María nació en 1.889) ver a una elegante joven pasear con un gran perro o que se fuera a estudiar en La Sorbona, ante los problemas que encontraba para hacerlo en León y buscando alejarse del conservadurismo de la sociedad leonesa y, seguramente, de su propia familia.

Su estancia en París provocó un cambio evidente en su forma de ver la socidad leonesa, y sus modos y costumbres no encajaron nada bien en la sociedad franquista, pese a estar documentada su buena relación —tal vez anterior— con Pilar Primo de Rivera. Y así fue condenada por ese delito tan repetido y genérico de «auxilio a la rebelión», sufriendo una condena que no es ninguna broma: 12 años, que cumplió en San Marcos, Villafranca y, sobre todo, la prisión de mujeres Saturrarán, en Motrico.

Salió de la cárcel en 1941 y se dedicó a atender los negocios de la familia... sin abandonar las paradojas; como son su relación —y protección— del famoso anarquista Laurentino Tejerina, a quien parece que dejó su casa, y su mecenzago del grupo teatral Grutelipo (ya en los setenta) del que basta recordar el nombre que esconden estas siglas: Grupo de Teatro Libre y Popular... que a buen seguro las autoridades de la época no descifraron pero ‘la Miñambres’ sí conocía aunque, seguramente, le dio igual. Era así.

Mil puertas abiertas para seguir conociendo la historia de esta mujer singular y paradójica, como también lo fue en sus artículos en la prensa de la época como explicaba Marta Prieto hace unos días en LNC (La revista ‘Isis’ y María Sánchez Miñambres)... pero aquí solo se trata recordarla y despertar la curiosidad por ella, que fue concejala en León hace un siglo, casi nada. 

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