Sabiendo por propia experiencia el esfuerzo personal que implica mantener un proyecto de este calibre hasta llegar a los diez años que en este 2018 cumple bien merece la pena intentar conocerlo más de cerca, y qué mejor que hacerlo de la mano de su propia creadora. Un pequeño homenaje a un ambicioso proyecto en el que he podido participar y una muestra de mi admiración a quien, de forma totalmente altruista –incluso sacrificando proyectos más personales– , ha ido tejiendo año tras año los hilos de uno de los premios de poesía infantil mejor dotados a nivel nacional con los de la edición anual de una revista y de una antología por las que han desfilado numerosos colaboradores de carácter internacional.
Quizá sea éste el proyecto estrella del área cultural de la Fundación Conrado Blanco de La Bañeza, uno de los desarrollados con más entidad y que continúa su recorrido por expreso deseo de su fundador, que así lo dejó ordenado antes de su fallecimiento en enero de 2014; un proyecto que surgió en recuerdo de su esposa Charo González y que Conrado encomendó expresamente a su buena amiga y gran profesional Mª del Camino Ochoa Fuertes. Por eso qué mejor que hablar con ella para que nos desvele todos los detalles del mismo, detalles que se reflejan en esta entrevista.- ¿Cuándo surge el proyecto ‘Charín’ de LIJ y por qué con Camino Ochoa? - Tras fallecer Charo en 2008. A los pocos días Conrado me llamó para crear un premio con su nombre. Le hablé de la LIJ y me dio máxima libertad para instituir primero el Premio Nacional de Poesía Infantil ‘Charo González’ y una antología poética destinada a los pequeños. A continuación vendría la revista de LIJ ‘Charín’. 15 años atrás ya le había mencionado a Charo, que bien se merecía ella un premio con su nombre. Él nos escuchó y no lo echó en saco roto. Imagino que la profunda conexión que teníamos desde mis años de noviazgo con el que hoy es mi marido, muy querido por ambos, y que me manifestaron a través de una cálida acogida y de una atención a mis pasos personales y profesionales influyó también en su rotunda confianza hacia mi trabajo. - ¿Quién es profesionalmente Camino Ochoa? - Una maestra graduada que compagina su trabajo en las aulas desde hace 33 años con charlas y conferencias para profesorado, dentro y fuera de España, participación en jurados literarios, creación de eventos y de proyectos de LIJ para instituciones u otras fundaciones, dirección de revistas para niños,... Con trabajos en torno a la literatura infantil, centrada en la poesía, su difusión entre niños, maestros, familias…; y el mundo de las mujeres; y un profundo interés como educadora con estudios sobre el papel fundamental de la neurociencia y el uso de las inteligencias múltiples en el aprendizaje de los niños y de las personas en general. Inicié mi camino como escritora ya en mi adolescencia, durante la que gané varios premios de redacción y de poesía, lo que me animaba a seguir escribiendo, impulsada por mis profesoras, mi madre, y más adelante, en el instituto. Cuando comencé a dar clase comprendí que el entorno escolar me abría también un campo para crear revistas y textos literarios de distinto género con los que trabajar en el aula. Me centré en la poesía cuando descubrí que a los alumnos les atraía ésta. He escrito poesía, cuentos infantiles, teatro, tanto para niños como para adultos, repartidos en distintas publicaciones nacionales. Y, aparte de dirigir el proyecto de LIJ ‘Charín’, colaboro en otros proyectos similares. También preparo un libro de cuentos que verá la luz el año próximo.- ¿En qué se concreta exactamente este proyecto? - El proyecto de LIJ ‘Charín’ se compone de la convocatoria anual de un Premio de Poesía para niños: Premio de Poesía Infantil ‘Charo González’; de una antología de poesía infantil y de una revista dirigida a jóvenes y niños donde éstos tienen su propia sección de creación literaria y gráfica; en un intento de que ayude al fomento de la lectura y promueva la cultura, tal como quería el mecenas del proyecto y tal como lo procura, tras su muerte, la Fundación que lleva su nombre. - ¿Cuál es la fórmula para que un proyecto de este calibre haya conseguido llegar a su décimo aniversario? - Aparte del respaldo económico que corre a cargo de la Fundación Conrado Blanco y del apoyo y confianza que me otorgan tanto el actual presidente de la Fundación, Eugenio de Mata, como sus miembros, el éxito reside en la magnífica aportación que hacen los autores con sus poemas y del coordinado trabajo que realizo junto a dos pilares básicos que trabajan a mi lado en las distintas publicaciones: el editor Rafael de Cabo y el ilustrador Fernando Noriega, quien nunca deja de sorprendernos y de superarse en su obra. Para la revista cuento con el asesoramiento de los patronos Eugenio Santos Isla y Alejandro Valderas, hombres cultos, humanos y respetuosos con el legado emocional de Conrado. Pero el éxito está sobre todo en la acogida que ha tenido el proyecto en estos diez años, en los que se ha convertido en un referente cultural dentro y fuera de nuestras fronteras.- Háblanos de los colaboradores que hacen de éste un proyecto tan especial en LIJ… - Son autores que donan lo mejor de sus versos al proyecto. Intento que sean de aquí y de allá, para dar variedad y riqueza a las obras: autores cubanos, como Luis Caissés; salvadoreños, como Jorge Galán; americanos, como Yanitzia Canetti…; y nombres de acá como Antonio Colinas, Raquel Lanseros Carmen Busmayor, José Luis Puerto, José González Torices, Ignacio Sanz, Ana Merino, Marisa López Soria, Carlos Murciano, Jorge de Arco, Ana Mª Romero Yebra, Carmen Gil, José Mª Plaza, Jesús Munárriz, Antonio García Teixeiro… y muchos otros igual de importantes que, por razones de espacio, no podemos citar. - ¿Por qué la incorporación de gente muy joven en los últimos números de la revista? - Es importante darles empuje para que sus obras no vayan directamente al «cajón del olvido»; la savia nueva de sus textos da variedad a las publicaciones, que así se enriquecen y mejoran; un reto para mí. Nada deseo menos que defraudar a los lectores, a la memoria de Conrado o a la Fundación. Mi compromiso tiene una fuerza emocional que se apoya sobre todo en lo literario. - ¿Dónde se consiguen las publicaciones de ‘Charín’?- Se distribuyen gratuitamente desde la Fundación a colegios, instituciones, Institutos Cervantes y particulares. Yo también. Tienen un gran público fiel. - Diez años de un proyecto que no ha dejado de crecer. Es mucho tiempo si tenemos en cuenta que técnicamente es un proyecto unipersonal. ¿Qué nos depara en el futuro?
- Queremos renovar algunos aspectos. El Aula Poética desaparecerá de las antologías; la revista variará el aspecto de las secciones y la ilustración para que los números no resulten tan parecidos; pero el premio seguirá igual ya que funciona muy bien y cada vez son más los participantes.
- Háblanos de la trascendencia de ‘Charín’ fuera de nuestras fronteras.
- Primeramente llega con la participación de autores extranjeros en el propio premio. Después yo misma me he puesto en contacto con escritores conocidos de otros países para dar mayor variedad estilística a las antologías, un panorama más universal y actualizado que nos permite también una mayor visibilización en distintos países.
- Todo proyecto tiene sus luces y sus sombras. ¿Cuáles son las del proyecto ‘Charín’?
- Entre las luces: la gratitud de la gente que lo valora, la acogida entre los niños, la satisfacción de trabajar codo a codo con el editor, el ilustrador o los patronos que colaboran conmigo; los autores premiados y escritores que dan vida al proyecto. Y muy especialmente todo lo vivido con Charo y Conrado. Las sombras…, son tan nimias al lado de lo anterior que las olvido por la ilusión que pongo en cada nueva edición. Me quedo con el cariño de los que tienen grandeza de alma para valorar y respetar tanto los deseos del mecenas como mi esfuerzo y entusiasmo. Pocas veces permito que los personajes o situaciones tóxicas, que de vez en cuando también envuelven este hermoso trabajo de LIJ, empañen la luz del mismo.
Compromiso con la LIJ
Esta claro el compromiso que esta Fundación inició con la LIJ hace ya diez años, con un único objetivo “elevar la dignidad y seriedad de la literatura infantil y juvenil, a través de la poesía, como elemento primordial de fomento de la lectura”. Por deseo del propio Conrado Blanco, las publicaciones de esta colección se regalan a colegios, bibliotecas, CFIEs, Institutos Cervantes, universidades y público lector, en un esfuerzo por contagiar esta ilusión por la LIJ a todos ellos y de mantener viva la memoria de Charo, en cuyo recuerdo nació este proyecto.El acierto de esta colección de libros y revistas ha sido contribuir a que la LIJ deje de ser considerada como un género menor, por ello es menester trasladarle a su directora Camino Ochoa nuestra enhorabuena por estos años de existencia y nuestro deseo para que sean el inicio de otros tantos caminando por los mismos senderos de calidad.