CARTELERA EN LEÓN | 'Mientras dure la guerra'. El estudio de personajes gana la batalla a la acción

Supongo que es un proceso por el que también han pasado otros aficionados al cine, que con los años terminas desterrando algunos géneros que ya no te llaman la atención como antes o sobre los que manifiestas un cierto hartazgo. Actualmente me pasa con el género de superhéroes y buena parte de la producción animada, con algunas excepciones de la productora Pixar. Mucho antes me había ocurrido con el cine de alpargata, que con frecuencia ha tenido como marco la guerra civil o la inmediata posguerra. La noticia de que Amenábar, un director que me interesó mucho en sus comienzos y sobre el que he ido perdiendo interés desde ‘Los otros’, estaba filmando en Salamanca ‘Mientras dure la guerra’ no me provocó de inicio demasiado entusiasmo, aunque el hecho de que fuera el intelectual Miguel de Unamuno el que llevara el peso de la narración me animó a dar otra oportunidad no tanto a Amenábar –del que he visto la totalidad de su filmografía– como a esta nueva entrega de la recreación de un conflicto que se desarrolla en el caso que nos ocupa en un ámbito más doméstico, prescindiendo el director de las batallas y escaramuzas que a menudo en el cine español, bien por falta de medios o por falta de pericia, resultan cuando menos poco convincentes, para centrar la acción en los dilemas y contradicciones del viejo rector de la Universidad de Salamanca y en las luchas de poder de los militares al frente del alzamiento, resultando en este sentido muy interesante, por inédito, el retrato que hace del general Franco. Capítulo aparte merece el excelente trabajo interpretativo de todo su elenco artístico, en especial de Karra Elejalde, Eduard Fernández y Santi Prego, y la labor como compositor del propio Amenábar.