Caspar David Friedrich y Efrén García Fernández

Por José Javier Carrasco

15/02/2022
 Actualizado a 15/02/2022
| MAURICIO PEÑA
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Se puede decir que Caspar David Friedrich, nacido en Greifswald en 1774, tuvo mucha suerte. A los trece años estuvo a punto de morir al hundirse en un lago helado, pero su hermano Johann Christoffer sacrificó su vida por salvarle. Gracias a ese gesto generoso los amantes de la pintura pueden gozar de sus paisajes realistas plenos de romanticismo y simbolismo. Quizá uno de sus cuadros, ‘Mujer asomada a la ventana’, una escena de interior para la que sirvió de modelo su mujer Caroline Bommer, inspiró a Salvador Dalí cuando pintó ‘Muchacha asomada a la ventana’. Pero no es esa escena familiar por la que conocemos a Friedrich, sino por el sugestivo cuadro ‘El caminante sobre el mar de nubes’, de 1818, en el que un paseante solitario, también de espaldas, al borde de un acantilado, se asoma a un paisaje de montaña envuelto por la niebla. La postura contemplativa del personaje del lienzo refleja bien la actitud casi reverencial de los románticos hacia la naturaleza. Ciento cuarenta años después, el arquitecto, pintor y dibujante Efrén García Fernández realizaba ocho fotografías del agreste macizo central de los Picos de Europa. En una de ellas, donde se ve la Peña Santa y la Garganta del Cares, se advierte un encuadre semejante al del cuadro de Friedrich, quizá porque esa sensibilidad por la naturaleza que inauguraron los románticos es como los arquetipos, algo que se hereda, común a gente apartada en el espacio y en el tiempo.

Efrén García Fernández (1926-2005) fue el arquitecto encargado de trazar los planos del Palacio de los Deportes de León. Un edificio que no tiene nada de romántico. Situado en la margen derecha del Bernesga, en Sáenz de Miera, no desdice de los patrones de las anodinas instalaciones deportivas de los años setenta, en los que fue construido. Desde la pasarela que cruza el río, descubrimos un espacio funcional, de dos plantas, con siete divisiones acristaladas en la parte superior y cinco en la inferior, con una escalinata y una rampa para su acceso: antesala habitual de algunas de las gestas de clubes como Elosúa León o Ademar.

En una entrevista de mayo de 2018 del periodista Chechu Gómez a Eloy Algorri en Radio León, se repasaron algunas vicisitudes de la realización del proyecto del Palacio. Buscando un lugar apropiado, se decidió consultar a Efrén García sobre qué lugar consideraba idóneo para construirlo. Aconsejó utilizar los terrenos al norte de las instalaciones del Casino, y descartó expresamente la margen derecha del Bernesga, –por las características nada apropiadas del terreno–, según sugerían algunos. El Ayuntamiento, desoyendo sus recomendaciones, comenzaba las obras en diciembre de 1967 donde, según Efrén García, no debía hacerlo. Aunque al final se decidió encargarle la obra, tal vez por haber diseñado los planos de una instalación deportiva semejante en Lugo. Se contaba con un presupuesto de veintiún millones de pesetas, que la profundización de los cimientos, la instalación de un novísimo videomarcador y un sistema de calefacción por aire, aspectos no contemplados en el proyecto inicial, superó. Empezó a funcionar en 1970 y transcurridos solo tres años una tormenta descubrió las deficiencias de la cubierta, que debió ser renovada para resguardar el parqué de las goteras. En 1992 se procedía a una ampliación hasta el aforo actual de 5.188 espectadores. Como miembro no titular del equipo de voleibol de los Maristas – el entrenador así todo prescindió de mí– entrené, recién inaugurado, en aquel parqué resplandeciente como un espejo bruñido – es solo una metáfora – que no tardó en arrojarme lejos, lo que en el fondo agradecí. Competir nunca fue, desde luego, lo mío.
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