Isabel Garrido pinta paisajes libres de cualquier elemento que distraiga o distorsione. Un horizonte libre en el que los colores van envolviendo el ambiente, unos paisajes que entran en el mundo de la abstracción con unas líneas llenas de color y degradados pero carentes de detalle como explica: «busco un poco el alma y la esencia del paisaje quitando todo el ruido que pueda tener a su alrededor». Son paisajes de la Mancha, en donde habitualmente pinta y su pintura trata de eliminar lo accesorio buscando la esencia del paisaje. Tiene en la exposición cinco lienzos de un tamaño medio en los que ha capturado la esencia de los paisajes manchegos.
Pilar Cortés es por el contrario una pintora realista y figurativista que trata de plasmar lo que ve tal como lo ve y lo explica así: «me gusta mucho captar la luz en un momento determinado y voy pintando pequeños detalles y pequeños rincones». Capta los diferentes elementos, el agua, la luz, las flores y todo ello con un realismo bastante luminoso y un dibujo meticuloso. Son interesantes por el colorido y la facilidad del trazo las amapolas, un cuadro vertical donde el rojo de las flores se funde con la suavidad del fondo. También le gusta pintar los olivos. Una de las obras, ‘El jardín de Amial’, muestra un rincón en el que se van viendo plantas en diferentes tipos de macetas y los limones de un pequeño limonero. Al fondo ventanas y puertas con cristales antiguos y un extraño reflejo en ellos.Jesús Pérez Hornero es otro visitante habitual de la sala y presenta un cuadro titulado ‘Concierto para un artista desolado’ en el que se coloca a sí mismo de espalda tras haber decidido dejar la música por la pintura, un cuadro en el que se ve un poco su interés por la escultura pues sobre ese cuadro comenta: «es como si fuera una descomposición, es una figura que está partida, como cuando dejas algo y va desapareciendo todo, pierdes la línea y te vas, pero no lo dejas, sino que cambias». Es una imagen que tiene una cierta relación con la última obra realizada en madera y cristal coloreado titulada ‘Mujer’ en la que también descompone las formas femeninas convirtiendo las curvas en rectas, ángulos y aristas.
Sus esculturas vuelven a ser las dedicadas a su madre, mujeres embarazadas y por otro lado caras deformes de hombres en los que la deformidad es un poco la fuerza de la obra, como algunos rostros del escultor leonés Amancio que también desarrolla el gusto por las figuras atormentadas.Por último, Nito Pereiro-Oliveira presenta varios rostros de hombres jóvenes y no tanto, algunos relacionados con textos literarios. En ‘The persian boy’ añade textos del libro con el mismo título de la escritora Mary Renault de 1972. Otro cuadro es ‘El retrato de Dorian Grey’ también procedente de una obra literaria. Su modo de pintar es bastante desenfadado como en la anterior exposición en la que mostraba los camareros a su alrededor cuando tomaba el vermú.
Una exposición interesante con obras que merecen la pena tanto en pintura como en escultura y que se podrá ver hasta el 23 de junio en Alemi.