Los cisnes bailan en círculo en el Royal Albert Hall

Para su versión del ballet de Chaikovski, el coreógrafo Derek Deane plantea un formato de 360 grados adaptado al escenario del teatro de Londres que llega este miércoles a los Cines Van Gogh

Javier Heras
30/10/2024
 Actualizado a 30/10/2024
Fotograma de la grabación de ‘El lago de los cisnes’ de Derek Deane. LAURENT LIOTARDO
Fotograma de la grabación de ‘El lago de los cisnes’ de Derek Deane. LAURENT LIOTARDO

No existe un Lago de los cisnes que se parezca al de Derek Deane. Se creó en mayo de 1997 en el Royal Albert Hall de Londres, una de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo, inaugurada en 1871 y con un aforo de más de 5.000 espectadores. El veterano coreógrafo (1953) quiso adaptarse a su peculiar estructura redonda y su cúpula de cristal. Ex director artístico del English National Ballet (1993-2001), el británico planteó un formato circular: una perspectiva de 360 grados para alcanzar todos los ángulos de visión y rincones de las gradas, situadas en torno al escenario ovalado. 

Para ello, multiplicó el número de bailarinas: de las 24 cisnes a 60, dentro de un cuerpo de ballet de 120 profesionales. Así, algunos de los conjuntos más célebres doblan o triplican su tamaño: un cuarteto (‘Danse des petits cygnes’) se convierte en octeto, y de un pas de trois se pasa a un pas de douze. Todo ello da lugar a un juego de ángulos, asombrosos patrones geométricos y simetrías, coordinado con precisión para que nada estorbe. Por si fuera poco, también son originales las entradas y salidas de los bailarines, que llegan al escenario desde los pasillos del graderío. Así, la inmersión en la obra se multiplica. En cuanto a la coreografía, Deane partió de la versión canónica de Petipa e Ivanov (1895, San Petersburgo), quienes revisaron la original de Julius Reisinger, que había fracasado en Moscú en 1877. También incluye fragmentos de Ashton (1963), como la ‘Danza Napolitana’.

El miércoles 30 de octubre, Cines Van Gogh retransmite este montaje del ballet, titulado ‘Swan Lake in-the-round’. Un desafío técnico que ha sido un éxito de público y crítica; tanto, que se repone cada curso en el escenario londinense desde hace 25 años. La han disfrutado hasta 500.000 espectadores, y ahora por primera vez se podrá ver en cines, con una filmación monumental: tomas cenitales, primerísimos planos…

El English National Ballet celebra su 75 aniversario con un doble debut en el elenco: la surcoreana Sangeun Lee y el galés Gareth Haw. Ella impresiona por su estatura (1,82), elasticidad, equilibrio y trabajo de pies y aparente fragilidad. Formada en Seúl, en 2010 se mudó a Alemania para incorporarse a la Ópera de Dresde, donde ascendió a solista en 2016. Experta en papeles clásicos y neoclásicos (Giselle, Dulcinea), fue finalista del Prix de Lausanne en 2004 y la han premiado concursos internacionales como Varna y Shanghai. En cuanto a Haw, también de físico imponente (1,90), destaca por sus líneas elegantes, su seguridad en los solos y su credibilidad como actor. Nada más graduarse en el Royal Ballet School en 2015, lo contrató el ballet de Dresde, del que siete años más tarde fue solista.

Imagen de El lago de los cisnes.
Imagen de El lago de los cisnes.

Pese a la diferencia de edad (Lee es diez años mayor que Haw) y de experiencia -cuando se conocieron, él acababa de cumplir 18 años, mientras que ella era ya una estrella en la compañía alemana-, desde el principio hubo una gran complicidad. Sus ‘pas de deux’ siempre desbordan química. Por eso, cuando en 2023 el hasta entonces director del ballet de Dresde, Aaron S Watkin, fue nombrado nuevo responsable artístico del English National Ballet, lo primero que hizo fue ficharlos. En Londres ya han compartido ‘El cascanueces’, ‘Giselle’ y ahora este ‘Lago de los cisnes’, con James Treeter como el villano, Rothbart. 

En cuanto a la orquesta, la filarmónica del English National Ballet recorre una partitura densa, sofisticada y cercana a lo sinfónico, que cambió para siempre la Historia de la danza. Por primera vez, la música asumía tanto protagonismo como los pasos de baile. Las melodías románticas de Chaikovski aún perduran en nuestra memoria, desde el tema principal del cisne (un lamento de oboe en el Acto II) hasta el ‘Vals’ del primer acto o el ‘Adagio’ del tercero. Parece mentira que en su estreno sufriera durísimas críticas a su desarrollo «complicado», «wagneriano», «ruidoso» y «no apto para la danza». El compositor ruso murió en 1893, solo dos años antes de que -ya con la coreografía nueva de Petipa e Ivanov- su gran obra se convirtiera en un clásico.

 

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